Tapia deberá elegir el próximo domingo entre los movimientos del asturiano y la verticalidad del catalán tras la notable actuación de este último ante el Numancia
Nueva semana, nuevo debate en el Málaga. De una esquina a la otra del equipo. De la portería a la delantera. Hasta el domingo se habían instalado en el entorno las discrepancias respecto al cancerbero más adecuado (Arnau o Goitia), pero esta vez le toca al elegido para ser el referente en punta. La notable actuación de Luque frente al Numancia obliga a mantener la prudencia al asegurar que Adrián, baja de última hora por una sobrecarga, recuperará su puesto en la alineación. El entrenador tiene la última palabra. Antonio Tapia debe decidir.
En esta situación otros entrenadores de Primera hablarían de «bendito debate». De antemano, Baha es indiscutible. No es un secreto que Tapia expresó en privado hace un año que para él era «uno de los mejores delanteros del fútbol español». Y aún jugaba en Segunda. Su tenacidad, su trabajo 'entre líneas', su presión al contrario y, por supuesto, sus goles lo han convertido en una pieza fija. Hoy por hoy, parece complicado que pierda el puesto y también parece confirmado que cada vez se siente más a gusto en la posición de medio punta. Tiene más libertad de movimientos para sorprender en la llegada desde la segunda línea y así parece letal, debido a que es un rematador muy completo: brilla en el golpeo con las dos piernas y con la cabeza.
Tapia lo tuvo claro en cuanto llegó Luque. Probó en un amistoso en Antequera con él y con el francomarroquí como pareja de ataque y salió satisfecho. Además, Fernando y Salva se encontraban lesionados, y Adrián todavía trataba de coger la forma después de una pretemporada deficiente al trabajar al margen de la plantilla del Deportivo. Sin embargo, la baja de Luque le abrió la puerta a Adrián.
Repertorio
Desde ese momento el futbolista asturiano cedido por el Deportivo comenzó a ganar adeptos. Con el paso de las semanas creció su confianza y también sus compañeros comprobaron que el repertorio de movimientos de Adrián les facilitaba la tarea. Futbolista inteligente donde los haya, sus caídas a las bandas colmaron las pretensiones de Tapia, un técnico que huye de los arietes estáticos y poco dinámicos.
Poco a poco la consigna del entrenador malaguista dio sus frutos. Había que aprovechar los espacios que generara Adrián cada vez que se volcara a las bandas. La tendencia a hacerlo a la izquierda permitió que Duda aprovechara los huecos que el asturiano creaba al obligar al lateral a seguir sus pasos. En otras ocasiones el portugués irrumpió por el centro y lo aprovechó para marcar (como sucedió contra el Barcelona).
También el propio Adrián fue finalmente el beneficiado. Su gol más preciado, el que valió el triunfo en el Pizjuán frente al Sevilla, supone el mejor ejemplo. Se abrió a un costado cuando el lateral estaba más pendiente del que era su par, Nacho, y aprovechó un envío del malagueño para rematar y batir a Palop.
Incisivo
La baja por lesión de Adrián el pasado domingo obligó a Tapia a recurrir a Luque por segundo partido consecutivo. La semana anterior el asturiano no pudo jugar en La Coruña al estar cedido por el Deportivo y no pagar el Málaga la cantidad fijada como compensación. La entrada del catalán permitió recordar a aquel futbolista incisivo, con verticalidad y capaz de convertir una carrera por la banda en un centro primoroso. Hasta que fue sustituido, los mejores servicios desde los flancos llevaron su sello. Ni Eliseu, al principio, ni Baha, al filo del descanso, aprovecharon dos inmejorables ocasiones. Cada vez que el delantero cedido por el Ajax cogía el balón se intuía peligro.
Asimismo, en un partido en el que tenía la orden del técnico de volcarse a la banda izquierda para atraer la atención del lateral derecho Juanra, Luque estuvo tres veces en la zona de remate. Quizá eso sea el principal déficit de Adrián, al que muchos compañeros le recalcan que debe ser más ambicioso y egoísta cara al gol. El debate parece servido. Tapia decide.
diariosur.com
Nueva semana, nuevo debate en el Málaga. De una esquina a la otra del equipo. De la portería a la delantera. Hasta el domingo se habían instalado en el entorno las discrepancias respecto al cancerbero más adecuado (Arnau o Goitia), pero esta vez le toca al elegido para ser el referente en punta. La notable actuación de Luque frente al Numancia obliga a mantener la prudencia al asegurar que Adrián, baja de última hora por una sobrecarga, recuperará su puesto en la alineación. El entrenador tiene la última palabra. Antonio Tapia debe decidir.
En esta situación otros entrenadores de Primera hablarían de «bendito debate». De antemano, Baha es indiscutible. No es un secreto que Tapia expresó en privado hace un año que para él era «uno de los mejores delanteros del fútbol español». Y aún jugaba en Segunda. Su tenacidad, su trabajo 'entre líneas', su presión al contrario y, por supuesto, sus goles lo han convertido en una pieza fija. Hoy por hoy, parece complicado que pierda el puesto y también parece confirmado que cada vez se siente más a gusto en la posición de medio punta. Tiene más libertad de movimientos para sorprender en la llegada desde la segunda línea y así parece letal, debido a que es un rematador muy completo: brilla en el golpeo con las dos piernas y con la cabeza.
Tapia lo tuvo claro en cuanto llegó Luque. Probó en un amistoso en Antequera con él y con el francomarroquí como pareja de ataque y salió satisfecho. Además, Fernando y Salva se encontraban lesionados, y Adrián todavía trataba de coger la forma después de una pretemporada deficiente al trabajar al margen de la plantilla del Deportivo. Sin embargo, la baja de Luque le abrió la puerta a Adrián.
Repertorio
Desde ese momento el futbolista asturiano cedido por el Deportivo comenzó a ganar adeptos. Con el paso de las semanas creció su confianza y también sus compañeros comprobaron que el repertorio de movimientos de Adrián les facilitaba la tarea. Futbolista inteligente donde los haya, sus caídas a las bandas colmaron las pretensiones de Tapia, un técnico que huye de los arietes estáticos y poco dinámicos.
Poco a poco la consigna del entrenador malaguista dio sus frutos. Había que aprovechar los espacios que generara Adrián cada vez que se volcara a las bandas. La tendencia a hacerlo a la izquierda permitió que Duda aprovechara los huecos que el asturiano creaba al obligar al lateral a seguir sus pasos. En otras ocasiones el portugués irrumpió por el centro y lo aprovechó para marcar (como sucedió contra el Barcelona).
También el propio Adrián fue finalmente el beneficiado. Su gol más preciado, el que valió el triunfo en el Pizjuán frente al Sevilla, supone el mejor ejemplo. Se abrió a un costado cuando el lateral estaba más pendiente del que era su par, Nacho, y aprovechó un envío del malagueño para rematar y batir a Palop.
Incisivo
La baja por lesión de Adrián el pasado domingo obligó a Tapia a recurrir a Luque por segundo partido consecutivo. La semana anterior el asturiano no pudo jugar en La Coruña al estar cedido por el Deportivo y no pagar el Málaga la cantidad fijada como compensación. La entrada del catalán permitió recordar a aquel futbolista incisivo, con verticalidad y capaz de convertir una carrera por la banda en un centro primoroso. Hasta que fue sustituido, los mejores servicios desde los flancos llevaron su sello. Ni Eliseu, al principio, ni Baha, al filo del descanso, aprovecharon dos inmejorables ocasiones. Cada vez que el delantero cedido por el Ajax cogía el balón se intuía peligro.
Asimismo, en un partido en el que tenía la orden del técnico de volcarse a la banda izquierda para atraer la atención del lateral derecho Juanra, Luque estuvo tres veces en la zona de remate. Quizá eso sea el principal déficit de Adrián, al que muchos compañeros le recalcan que debe ser más ambicioso y egoísta cara al gol. El debate parece servido. Tapia decide.
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