Un tratamiento específico ha devuelto a Gámez a su mejor formaEl fuengiroleño ha trabajado cada día del último mes y medio antes de las sesiones para recuperar la chispa y la arrancada
Los dos últimos partidos no solo han supuesto el estreno de Manuel Pellegrini en Copa y Liga. También le han traído al Málaga la resurrección de Jesús. Más allá de la creencia de que Gámez se ve ahora más motivado con la llegada del entrenador chileno y más liberado con el cambio de sistema a uno menos arriesgado, la causa es meramente física. El lateral derecho fuengiroleño ha seguido en silencio durante mes y medio un tratamiento específico para recuperar la potencia y ahora comienza a ver sus frutos.
El comienzo de temporada de Jesús Gámez ha sido el peor que se le recuerda. Durante varios encuentros el capitán malaguista estuvo a merced de los rivales, demasiado vulnerable atrás y con escasa convicción en sus subidas. En el aspecto defensivo la tendencia a recular frente al rival acabó por agotar la paciencia de los aficionados, que no dudaron en silbar esta actitud. Y en el ofensivo el fuengiroleño tiraba centros desde muy lejos, sin profundizar en la jugada y buscarle las cosquillas al lateral contrario.
Jesús Gámez estaba muy inseguro. Durante este periodo de calvario para él, acostumbrado a no hacer concesiones atrás y a ser un atacante más, mucho se ha especulado sobre su baja forma. Desde la implantación de un sistema que lo dejaba huérfano (aunque muchas veces su debilidad se producía en el uno contra uno, no en situación de inferioridad numérica) o la ausencia de un competidor (Manolo estaba por entonces lesionado) a falta de ambición (después de no ser traspasado a un 'grande'), sin olvidar su nuevo estatus en el equipo, particularmente por la mejora de sus condiciones económicas.
Indefenso
Pero el origen de sus problemas era meramente físico. Jesús Gámez comenzó a sentirse indefenso en algunas acciones frente al Zaragoza y volvió a sucederle una semana más tarde, en el encuentro en casa contra el Sevilla, conjunto en el que estuvo a un paso de recalar hace dos veranos. Primero con Bertolo y luego, sobre todo, con Perotti, el fuengiroleño entendió que le faltaba potencia para arrancar, esa chispa que siempre lo ha caracterizado y que suele hacerlo inmune al peligro del rival en el uno contra uno. Sencillamente sus piernas no le respondían cuando echaba mano de la velocidad de reacción.
El lateral no tardó en exponer sus impresiones al cuerpo técnico y también al servicio médico. El 90 por ciento de este tipo de cuestiones internas nunca salen a la luz, aunque es muy habitual que los futbolistas expliquen sus sensaciones cara a mejorar su rendimiento físicamente. Rápidamente a Jesús Gámez se le hizo un test y, como intuía el futbolista, los parámetros eran demasiado bajos, impropios de él.
Desde ese instante el fuengiroleño se puso en manos del readaptador del primer equipo, Enrique Ruiz -que durante muchos años ha sido el preparador físico que lo tuvo a sus órdenes y que lo conoce a la perfección-, y se le diseñó un tratamiento específico con el fin de que en varias semanas recuperara esas cualidades que lo hicieron optar incluso a la internacionalidad absoluta. El entonces entrenador, Jesualdo Ferreira, era conocedor de esta situación y por eso cuando se le cuestionó sobre la baja forma del lateral derecho su respuesta fue contundente: «Será el mejor de España en su puesto». El portugués sabía que Gámez estaba en franca desventaja física.
Durante varias semanas Jesús Gámez ha seguido un proceso de recuperación cada día, antes de los entrenamientos, en una tarea que a su vez era complementaria y suplementaria. Frente a la Real Sociedad sufrió en la primera parte -cuando de nuevo estuvo en la diana de muchos aficionados-, pero en los últimos veinticinco minutos volvió a ofrecer destellos. Un centro marca de la casa supuso el gol de Juanmi.
Mejoría evidente
La mejoría fue más evidente contra el Espanyol: durante la segunda mitad se volcó en ataque con más desparpajo. Ya frente al Hércules, en el partido de vuelta de la Copa del Rey, volvió por sus fueros y otro servicio suyo acabó en el remate de Sebastián Fernández que implicó la clasificación en las postrimerías del encuentro.
Por último, el domingo ya fueron constantes sus subidas. Pese a que enfrente tenía a un rival incisivo, Juanlu, se sintió con fuerzas y confianza para subir muy a menudo sin importarle la obligación de retroceder metros a toda prisa. Ahora Gámez vuelve a sentirse con chispa y potencia. Solo el trabajo callado y en silencio ha valido para la resurrección de Jesús.
http://malagacf.diariosur.es/noticias/2010-11-16/resurreccion-jesus-20101116.html