A lo largo de los siglos, la provincia ha acogido a gentes venidas de muy diferentes lugares en busca de un futuro mejor. En las últimas dos décadas, su carácter receptor de inmigrantes se ha intensificado por la masiva llegada de trabajadores de países menos favorecidos. Pero la crisis está cambiando la correlación de fuerzas en la balanza migratoria. Mientras muchos extranjeros vuelven a sus países al quedarse sin trabajo, cada vez son más los malagueños que cruzan fronteras en busca de una oportunidad laboral.
Desde que comenzó la crisis hace tres años, el Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjero (CERA) ha dado la bienvenida a 4.719 nuevos miembros. A finales de julio de este año (último dato disponible), la colonia malagueña en el extranjero estaba formada por 32.021 personas, frente a las 27.302 que se contabilizaban en el mismo mes de 2007. El crecimiento de expatriados es del 17,3%, por encima de la media andaluza, cifrada en un 14,1%, y de la nacional, que es del 15,9%.
Sin duda, las becas Erasmus y los programas televisivos que muestran las andanzas de emigrantes españoles en diferentes países han ayudado a disipar la reticencia que han tenido siempre los españoles en general, y los malagueños en particular, a abandonar su tierra. Pero la recesión económica ha sido el catalizador de este creciente interés por hacer carrera en el extranjero.
Y la tendencia se acelera. Cuanto más se prolonga la crisis, más malagueños se cansan de esperar y se lanzan a buscar trabajo en otros países. De hecho, solo en el último año el CERA ha sumado 2.341 expatriados, la mitad de todos los que ha ganado desde 2007. En el Departamento de Movilidad Internacional de la consultora Adecco, los currículos se han multiplicado por dos. «No podemos responder a tanta demanda. Hace unos años era al revés: no cubríamos las ofertas que nos llegaban de otros países porque muy pocos españoles estaban dispuestos a mudarse al extranjero. ¡Ni siquiera a otra provincia!», reflexiona la responsable de este departamento, Marta López-Tappero. Actualmente, el 50% de los trabajadores dejaría España por una oportunidad de mejora laboral.
¿Cuál es hoy el perfil del emigrante malagueño? «La mayoría son hombres, aunque está bastante igualado», afirma López-Tappero. La edad media ha bajado hasta situarse entre los 25 y los 35 años, así como el nivel de cualificación. «Son licenciados, pero sin tantos idiomas, másteres o experiencia como los expatriados de hace años», añade. De hecho, muchos son recién titulados que aprovechan el parón del mercado laboral español para adquirir experiencia fuera y mejorar en idiomas. Ingenieros, arquitectos e informáticos se han sumado a los profesionales que más cruzaban fronteras antes de la crisis: científicos y sanitarios.
Destinos
Europa sigue siendo el destino mayoritario, debido a su cercanía y a la facilidad de homologación de títulos. En este sentido, Reino Unido, Francia y Portugal son los países preferidos por los españoles que buscan trabajo. No obstante, la portavoz de Adecco destaca el creciente interés que despiertan los países escandinavos debido a su estabilidad económica. Sudamérica es otro destino cada vez más popular, especialmente economías emergentes como Brasil.
Los emigrantes del siglo XXI están cualificados, saben idiomas y se integran sin problemas en las sociedades de destino, a diferencia de los españoles que salían huyendo de la miseria a mediados del siglo XX. Pero hay algo que no cambia: todos se van con la idea de volver. «Puede que muchos se acaben quedando, pero su idea es siempre retornar a España», asegura Marta López-Tappero.
Desde que comenzó la crisis hace tres años, el Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjero (CERA) ha dado la bienvenida a 4.719 nuevos miembros. A finales de julio de este año (último dato disponible), la colonia malagueña en el extranjero estaba formada por 32.021 personas, frente a las 27.302 que se contabilizaban en el mismo mes de 2007. El crecimiento de expatriados es del 17,3%, por encima de la media andaluza, cifrada en un 14,1%, y de la nacional, que es del 15,9%.
Sin duda, las becas Erasmus y los programas televisivos que muestran las andanzas de emigrantes españoles en diferentes países han ayudado a disipar la reticencia que han tenido siempre los españoles en general, y los malagueños en particular, a abandonar su tierra. Pero la recesión económica ha sido el catalizador de este creciente interés por hacer carrera en el extranjero.
Y la tendencia se acelera. Cuanto más se prolonga la crisis, más malagueños se cansan de esperar y se lanzan a buscar trabajo en otros países. De hecho, solo en el último año el CERA ha sumado 2.341 expatriados, la mitad de todos los que ha ganado desde 2007. En el Departamento de Movilidad Internacional de la consultora Adecco, los currículos se han multiplicado por dos. «No podemos responder a tanta demanda. Hace unos años era al revés: no cubríamos las ofertas que nos llegaban de otros países porque muy pocos españoles estaban dispuestos a mudarse al extranjero. ¡Ni siquiera a otra provincia!», reflexiona la responsable de este departamento, Marta López-Tappero. Actualmente, el 50% de los trabajadores dejaría España por una oportunidad de mejora laboral.
¿Cuál es hoy el perfil del emigrante malagueño? «La mayoría son hombres, aunque está bastante igualado», afirma López-Tappero. La edad media ha bajado hasta situarse entre los 25 y los 35 años, así como el nivel de cualificación. «Son licenciados, pero sin tantos idiomas, másteres o experiencia como los expatriados de hace años», añade. De hecho, muchos son recién titulados que aprovechan el parón del mercado laboral español para adquirir experiencia fuera y mejorar en idiomas. Ingenieros, arquitectos e informáticos se han sumado a los profesionales que más cruzaban fronteras antes de la crisis: científicos y sanitarios.
Destinos
Europa sigue siendo el destino mayoritario, debido a su cercanía y a la facilidad de homologación de títulos. En este sentido, Reino Unido, Francia y Portugal son los países preferidos por los españoles que buscan trabajo. No obstante, la portavoz de Adecco destaca el creciente interés que despiertan los países escandinavos debido a su estabilidad económica. Sudamérica es otro destino cada vez más popular, especialmente economías emergentes como Brasil.
Los emigrantes del siglo XXI están cualificados, saben idiomas y se integran sin problemas en las sociedades de destino, a diferencia de los españoles que salían huyendo de la miseria a mediados del siglo XX. Pero hay algo que no cambia: todos se van con la idea de volver. «Puede que muchos se acaben quedando, pero su idea es siempre retornar a España», asegura Marta López-Tappero.