Tres años después de su polémica salida Duda puede recorrer el sentido inverso: el Málaga es su prioridad si no cumple el último año de contrato en Sevilla
Nunca, ni siquiera cuando Luis Costa apartó a Husillos, se vivió en la historia del Málaga una situación tan polémica como la que tuvo como protagonista a Duda en la temporada 2005-2006. Su tumultuosa salida puede quedar compensada con creces dentro de unos meses. Tres años después de aquel adiós el portugués puede hacer el recorrido en sentido inverso. Quedarse en La Rosaleda es la prioridad del luso si no cumple su último año de contrato en el Sevilla. ¿Trayecto de ida y vuelta?
No es ni una exageración ni una elucubración. Son hechos contrastados. Duda quiere jugar en el Málaga no sólo este año. También los próximos. Así se lo ha expuesto a sus más cercanos en el club, que no son pocos. Entre ellos, por supuesto, al presidente, Fernando Sanz. Y este, lógicamente, no puede ocultar su satisfacción. Cuando el portugués, con ese marcado acento andaluz en su vocabulario, le planteó la opción -entonces remota- de volver, su ex compañero fue conciso: «Sólo falta que te pongas a tiro económicamente». En cuestión de horas estaba de regreso en La Rosaleda.
Pitos
Duda fue recibido con más pitos que aplausos el día de la presentación de la plantilla, con motivo del Torneo Costa del Sol. Hizo honor a su apodo y las dudas sobre él se acentuaron en los primeros partidos, aunque en realidad su función en el campo era distinta a la habitual en su carrera, pegado a la banda izquierda.
A Duda lo arroparon entonces diversos empleados del club, sus compañeros, los técnicos y no pocos dirigentes. En su traumática salida del club influyó mucho -más que el dinero- su afán de desquitarse de la 'renovación-chantaje' a la que lo obligaron Antonio Mendoza y Manolo Hierro. Fue culpa de las dos partes, pero más de los dirigentes. Y luego, conforme fue destituido Tapia, Hierro recurrió a él para que le sacara las castañas del fuego.
Duda se marchó por la puerta de atrás, pero en el fondo deseaba volver para demostrar que él sí sentía los colores del Málaga. Durante estos años mantuvo su residencia y no perdió el contacto. En cuanto salió Juande Ramos, su gran valedor, asumió que su futuro no estaba en el Pizjuán.
Presente y futuro
Eso ya forma parte del pasado. El presente pinta bien: líder del equipo, goles espectaculares, pases decisivos, constante protagonista en el juego... ¿Y el futuro? También parece blanquiazul. Al menos, así se piensa entre las cuatro paredes de La Rosaleda. Eso sí, nadie se atreve a decirlo en voz alta, ni siquiera a sugerirlo. Mejor no tener que negociar con el Sevilla ni con José María del Nido. La relación ahora mismo es muy cordial. Conviene evitar cualquier atisbo de polémica.
La situación de Duda está muy clara. A pesar de los comentarios de los responsables sevillistas. «¿Qué le habéis dado a Duda?», preguntan. «Nada, simplemente que está a gusto», es la respuesta habitual. Cuando acabe la cesión, al portugués le quedará un solo año de contrato. Su futuro no parece estar en el conjunto hispalense, porque darle oportunidades implicaría una ampliación del vínculo entre las partes.
Duda ya tuvo una interesante oferta del fútbol griego el pasado verano, pero ni se lo planteó. Él no quiso, pero tampoco su mujer, que prefería dar a luz a su tercera hija en Málaga, como ocurrió con la segunda. Así será. El futbolista quiere continuar en el equipo blanquiazul. Ya no está en edad de ser traspasado. Y tampoco de emprender aventuras. El Sevilla lo tendrá crudo si quiere ponerle trabas para alejarlo de La Rosaleda. Aún es pronto, muy pronto, para adelantar acontecimientos, pero el planteamiento es ese. El trayecto de ida tendrá otro de vuelta. Si se pone a tiro económicamente, claro.
diariosur.com
Nunca, ni siquiera cuando Luis Costa apartó a Husillos, se vivió en la historia del Málaga una situación tan polémica como la que tuvo como protagonista a Duda en la temporada 2005-2006. Su tumultuosa salida puede quedar compensada con creces dentro de unos meses. Tres años después de aquel adiós el portugués puede hacer el recorrido en sentido inverso. Quedarse en La Rosaleda es la prioridad del luso si no cumple su último año de contrato en el Sevilla. ¿Trayecto de ida y vuelta?
No es ni una exageración ni una elucubración. Son hechos contrastados. Duda quiere jugar en el Málaga no sólo este año. También los próximos. Así se lo ha expuesto a sus más cercanos en el club, que no son pocos. Entre ellos, por supuesto, al presidente, Fernando Sanz. Y este, lógicamente, no puede ocultar su satisfacción. Cuando el portugués, con ese marcado acento andaluz en su vocabulario, le planteó la opción -entonces remota- de volver, su ex compañero fue conciso: «Sólo falta que te pongas a tiro económicamente». En cuestión de horas estaba de regreso en La Rosaleda.
Pitos
Duda fue recibido con más pitos que aplausos el día de la presentación de la plantilla, con motivo del Torneo Costa del Sol. Hizo honor a su apodo y las dudas sobre él se acentuaron en los primeros partidos, aunque en realidad su función en el campo era distinta a la habitual en su carrera, pegado a la banda izquierda.
A Duda lo arroparon entonces diversos empleados del club, sus compañeros, los técnicos y no pocos dirigentes. En su traumática salida del club influyó mucho -más que el dinero- su afán de desquitarse de la 'renovación-chantaje' a la que lo obligaron Antonio Mendoza y Manolo Hierro. Fue culpa de las dos partes, pero más de los dirigentes. Y luego, conforme fue destituido Tapia, Hierro recurrió a él para que le sacara las castañas del fuego.
Duda se marchó por la puerta de atrás, pero en el fondo deseaba volver para demostrar que él sí sentía los colores del Málaga. Durante estos años mantuvo su residencia y no perdió el contacto. En cuanto salió Juande Ramos, su gran valedor, asumió que su futuro no estaba en el Pizjuán.
Presente y futuro
Eso ya forma parte del pasado. El presente pinta bien: líder del equipo, goles espectaculares, pases decisivos, constante protagonista en el juego... ¿Y el futuro? También parece blanquiazul. Al menos, así se piensa entre las cuatro paredes de La Rosaleda. Eso sí, nadie se atreve a decirlo en voz alta, ni siquiera a sugerirlo. Mejor no tener que negociar con el Sevilla ni con José María del Nido. La relación ahora mismo es muy cordial. Conviene evitar cualquier atisbo de polémica.
La situación de Duda está muy clara. A pesar de los comentarios de los responsables sevillistas. «¿Qué le habéis dado a Duda?», preguntan. «Nada, simplemente que está a gusto», es la respuesta habitual. Cuando acabe la cesión, al portugués le quedará un solo año de contrato. Su futuro no parece estar en el conjunto hispalense, porque darle oportunidades implicaría una ampliación del vínculo entre las partes.
Duda ya tuvo una interesante oferta del fútbol griego el pasado verano, pero ni se lo planteó. Él no quiso, pero tampoco su mujer, que prefería dar a luz a su tercera hija en Málaga, como ocurrió con la segunda. Así será. El futbolista quiere continuar en el equipo blanquiazul. Ya no está en edad de ser traspasado. Y tampoco de emprender aventuras. El Sevilla lo tendrá crudo si quiere ponerle trabas para alejarlo de La Rosaleda. Aún es pronto, muy pronto, para adelantar acontecimientos, pero el planteamiento es ese. El trayecto de ida tendrá otro de vuelta. Si se pone a tiro económicamente, claro.
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