El flamante aspecto que luce las gradas de La Rosaleda con las escaleras pintadas de amarillo no es del agrado de parte de la hinchada. El cambio responde exclusivamente a cuestiones de seguridad
La llegada del jeque Abdullah Bin Nasser Al-Thani al Málaga CF ha traído numerosos cambios a la entidad de Martiricos. Una de las primeras acciones que acometió el nuevo propietario blanquiazul, incluso antes de tomar posesión el pasado 27 de julio, es la de poner en marcha las obras para mejorar el aspecto de La Rosaleda, tanto su interior, como su exterior y alrededores.
En un principio, lo que más preocupaba a los aficionados era el cambio del maltrecho césped de La Rosaleda. Pero a la vez que se comenzaba con la replantación de la nueva hierba, se acometían otras reformas como la sustitución de los asientos dañados, adecentar el entorno o el cambio en los banquillos, que pasan a ser de tres filas con asientos más cómodos para los futbolistas, a semejanza de los grandes equipos de Primera División que hace unos años implantaron esta moda.
Pero la polémica ha saltado cuando los aficionados que se acercan a la Rosaleda a comprobar cómo marchan estas obras de rehabilitación se encuentran con que muchas de las escaleras en el interior de los graderíos se han pintado de color amarillo.
Nunca llueve a gusto de todos y esto mismo es lo que pasa con la nueva cara del estadio blanquiazul. Muchos aficionados albicelestes creen que es un error combinar el color representativo del club –blanco y azul– con el amarillo. Algunos creen que esa tonalidad no va a ayudar al Málaga en su nueva andadura, cuestión de superstición; a otros no les gusta la idea de que el aspecto del graderío de Martiricos se parezca lo más mínimo al Ramón de Carranza del Cádiz, club que tiene algunos simpatizantes en esta tierra por su cercanía, pero también muchos detractores que tienen alergia a todo lo que huela a gaditano.
Pero para lo que algunos es negro, para otros es blanco. Y sí consideran que el amarillo también representa los colores del Málaga CF, remitiéndose al escudo del club. En el emblema malaguista el balón que aparece en el centro es de color amarillo.
Lo cierto es que también el Santiago Bernabéu tiene sus escaleras pintadas de amarillo, al igual que otros estadios como el de Riazor del Deportivo de La Coruña o a escala internacional, sin ir más lejos, el Stamford Bridge londinense del todopoderoso Chelsea. Para muchos aficionados las gradas deben estar representadas por los colores históricos del equipo y consideran que el nuevo amarillo rompe la armonía del blanquiazul que inundaba el graderío de La Rosaleda desde la remodelación de ésta.
Seguridad
Pese a este debate surgido a raíz del dichoso amarillo, la realidad es que la utilización de este color para pintar las escaleras responde a una cuestión estrictamente reglamentaria. Eugenio Lorente, jefe de Seguridad del Málaga CF, aclaró ayer a este periódico que se utiliza el amarillo exclusivamente para «señalizar la canalización de acceso a las bocanas del estadio en caso de evacuación de emergencia». A su vez, Lorente explicó que el Málaga pudo elegir más colores para señalizar los accesos, como el rojo y el verde.
Pero la normativa de seguridad no exige que se pinte las escaleras en su totalidad; sólo exige que estén señalizadas, como sucede en otros estadios de la Primera División española, que lo hacen con unas simples franjas con los colores exigidos: amarillo, rojo o verde.
http://www.laopiniondemalaga.es/malagacf/2010/08/04/lineas-amarillas-abren-nuevo-debate-aficion/358248.html