El hasta ahora presidente blanquiazul se ha ido de vacaciones durante una semana sin conocer cuál será su cometido en el club y sin saber la cuota de responsabilidad que tomará en la planificación de la próxima temporada malaguista
El Málaga avanza a la velocidad del rayo, pero no todos en Martiricos están subidos en la máquina del tiempo que transportará al club a un futuro esperanzador a la vez que incierto. Entre bambalinas, ahí donde los flashes no deslumbran y los micrófonos no recogen el audio de las conversaciones se vive estos días una batalla por la supervivencia. Una lucha de poder para determinar la supremacía del más fuerte. Una carrera para posicionarse en los despachos del nuevo Málaga CF.
El glamour y los destellos, la novedad en definitiva, no ha dejado ver el bosque en esta ocasión. Sí, la llegada de Abdullah Bin Nasser Al-Thani a Málaga ha propiciado un revolcón tan grande a la institución de la que sólo pueden quedar los cimientos en días venideros. Un cambio que no sólo será de look, sino estructural.
La llegada del jeque ha propiciado que los acontecimientos se aceleren. Ahí, en el esprint final, la figura con la que más se identifica el malaguismo ha perdido fuerza. Es Fernando Sanz, hasta ahora presidente del club y el que ha sido el brazo ejecutor en cada una de las acciones de los últimos cuatro años, el que observa cómo le adelantan por la derecha unos y otros. El eterno ´19´ malaguista, con sus virtudes y sus defectos, ha catapultado al Málaga a Primera División con un saneamiento económico casi impensable en el fútbol actual, pero ahora parece abocado a ver el partido desde el banquillo.
El nuevo ´entrenador´, Abdullah Bin Nasser Al-Thani, prefiere darle la alternativa a gente de su confianza como Abdullah Ghubn, futuro vicepresidente, pese a que es debutante en el mundo del fútbol. Pocos puestos de responsabilidad quedan libres en el nuevo organigrama del club a los que pueda aspirar y sirvan para reconocer el trabajo de Sanz. El próximo presidente, eso sí, será el nuevo dueño y sólo el puesto de consejero se antoja como el futuro más plausible para un hombre que controlaba cada centímetro de la nave blanquiazul.
La primera batalla con Abdullah Ghubn parece perdida. El joven director general del Grupo NAS goza de la total confianza de su superior y será su extensión en el Málaga. Sanz, mientras, anda inquieto. Se ha marchado de vacaciones una semana sin conocer el papel que jugará en el futuro del club. Y no es una pose, es una realidad. Las personas allegadas al presidente aseguran que por ahora no conoce su futuro.
Un ejemplo del peso que ahora mismo tiene Sanz en el club se pudo comprobar el pasado viernes. El mandatario, desde que acabó la temporada, sólo ha hecho una aparición pública. Fue en la puesta de largo del nuevo dueño, donde su papel no fue protagonista, como acostumbraba a ser.
Incluso en la toma de decisiones se deja ver su escaso protagonismo. La continuidad de Muñiz ha sido eliminada de un plumazo, pese a que Sanz lo había ratificado días atrás. Y los primeros movimientos en el mercado de fichajes no han tenido ni que pasar su filtro.
Y es que la venta tiene daños colaterales. El jeque quiere a Sanz en la nave, pero su futuro podría estar incluso lejos del océano blanquiazul. El presidente no quiere ser una figura de cera en las entrañas del club. Los que conocen a Sanz aseguran que es difícil pensar que aceptará ser uno más, sin mando en plaza como hasta ahora. Ello genera también nerviosismo en las entrañas de Martiricos. Muchos tienen fe ciega en Sanz y lo desconocido asusta. Con Sanz o sin él, comienza un nuevo Málaga.
http://www.laopiniondemalaga.es/malagacf/2010/06/28/pasa-sanz/350069.html