Woolworth y Mérida abren en 1970, y Cortefiel y El Corte Inglés lo hacen en 1979. Actualmente sólo permanecen los dos últimos.
Los grandes almacenes españoles pusieron en los años setenta sus ojos en Málaga, al albur de su crecimiento demográfico y del auge que fue adquiriendo el turismo en la Costa del Sol. Hasta entonces, los malagueños tenían tres grandes almacenes locales: Félix Sáenz (en la plaza del mismo nombre), Álvarez Fonseca (calle Nueva) y Gómez Raggio (calle Larios), en manos de la escasa burguesía de Málaga que iba quedando.
El primer gran almacén que vino de fuera fue Woolworth. Abrió sus puertas el 15 de julio de 1970 en la calle Liborio García -hoy está allí Zara-, en el solar donde antaño estuvo el cine Alcázar. En la inauguración, que fue la noche anterior, el presidente de Woolworth Española, S. A., Hidalgo Gato, pronunció unas palabras en las que puso de manifiesto la satisfacción de la sociedad por haber elegido Málaga como segunda sede para la instalación de unos nuevos almacenes de la empresa. El nuevo establecimiento tenía cuatro plantas. Publicitaba con motivo de la inauguración «bolsos de importación» por 299 pesetas. Su lema era: 'Cuando vaya de compras comience por Woolworth'.
El 5 de diciembre del mismo año se inauguraba Almacenes Mérida en la calle Mármoles, en un edificio sin ventanas, rompedor para la época. Tanto es así que la empresa incluía en sus anuncios la coletilla 'El edificio blanco de calle Mármoles'. El autor del proyecto, el arquitecto Andrés Escassi Corbacho, lo explicaba así: «Habría para escribir un libro sobre las razones que justifican la carencia de ventanas en esta edificación. Al suprimir las ventanas, lógicamente se aprovecha el mayor número de metros cuadrados para presentación de artículos, es decir, se utiliza el perímetro como un inmenso escaparate, dejando centrada la circulación del público».
La aparición de estos dos centros fue contrarrestada por las firmas locales. Félix Sáenz, que presumía de «escalera mecánica», anunciaba la 'Operación Invierno' y le mandaba un mensaje directo al malagueño: 'Decídase por la garantía que le ofrece nuestra experiencia'.
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Álvarez Fonseca publicitaba su remodelación «para mejor servir a Málaga» y también apelaba a su experiencia: «Doscientos años sirviendo a Málaga». Este gran almacén se congratulaba de la llegada de la competencia: «El comercio malagueño ocupa hoy un destacado lugar en el ámbito nacional. Su común esfuerzo empresarial -con una constante actualización de todos los negocios- y la creación de nuevos centros comerciales rinden al cliente final de Málaga un importante servicio, cada día más moderno y eficaz».
Hasta El Corte Inglés, que aún no tenía instalaciones en Málaga, insertó publicidad en SUR coincidiendo con la apertura de Woolworth y Mérida anunciando su establecimiento sevillano de la plaza del Duque, donde hay «temperatura ideal».
Pasó en blanco casi toda la década hasta que el 30 de marzo de 1979 fue inaugurado Cortefiel en la avenida de Andalucía, «en la nueva zona comercial de Málaga con un aparcamiento fácil», se decía en la página de publicidad. Así, Málaga se convertía en una de las veintitantas capitales españolas con un centro de moda Cortefiel.
Y llegó a Málaga El Corte Inglés, muy esperado por todos porque era una firma de referencia en España. Su primitiva ubicación no estuvo exenta de polémica, porque la dirección de estos grandes almacenes tuvo que desistir de su propósito inicial de abrir el establecimiento en el centro de la ciudad, concretamente en la plaza de Uncibay, por la oposición de muchos comerciantes.
Finalmente se instaló en la Prolongación de la Alameda, en una zona de expansión, ocupando una superficie de 65.000 metros cuadrados. Su inauguración, el 25 de mayo de 1979, constituyó un gran acontecimiento en Málaga, al que asistieron unas mil personas. Para la ocasión vino el propietario de El Corte Inglés, Ramón Areces, que en su discurso señaló: «Somos conscientes de la responsabilidad que asumimos al ponernos al servicio de esta gran ciudad y de toda la Costa del Sol, contribuyendo con nuestro grano de arena a su bienestar y desarrollo futuros».
El Corte Inglés creó casi un millar de empleos, 800 de ellos para malagueños. Eso le vino muy bien a Málaga, también porque contribuyó al desperezar comercial y social de una ciudad que adquiría nuevas e ilimitadas posibilidades de expansión. Sin embargo, la presencia de El Corte Inglés fue la puntilla para otros grandes almacenes, que fueron cerrando sus puertas.