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Quemaron la pista de baile, hicieron amigos e incluso encontraron el amor. Los antiguos clientes de la discoteca crean un grupo en Facebook que ya cuenta con más de 1.300 miembros
Bobby Logan cerró sus puertas en abril de 1993 y está a la venta desde hace años
Viernes por la tarde. Después de cinco días interminables de clases en el instituto, llegaba el fin de semana. Después de comer, tocaba ponerse guapos. Eran los principios de los años 90 y a las 18.00 horas los adolescentes malagueños tenían una cita con la pista de baile. Abría la sesión de tarde de la discoteca Bobby Logan.
Aquel viejo aviador todavía mira desde las alturas a todo el que pasa por la avenida Juan Sebastián Elcano. Más de quince años después de que sonase la última canción en su pista de baile, todavía son muchos los que recuerdan aquel local que marcó a toda una generación. Era la época de la marcha en Pedregalejo y en Echevarría de El Palo. Ahora, esos jóvenes de entonces le rinden homenaje a través de Internet con un grupo en Facebook que ya tiene más de 1.300 miembros y que revive aquellos días a través del testimonio de sus clientes más adeptos.
El grupo se llama 'Yo iba a Bobby Logan' y crece cada día con nuevos seguidores que describen en el muro lo que significó para ellos aquella discoteca mítica. Es el caso de Luis Alberto Segalerva. Empezó a ir a los 14 años, en el verano que pasó al instituto. «Me creía que era un tipo maduro, pero luego te morías de vergüenza cuando el ligue de turno se enteraba de que tu padre te venía a recoger con el coche», recuerda.
Rafa Peláez es el creador del grupo de Bobby Logan en Facebook. «Un compañero hizo un grupo del colegio en el que estudiábamos y se me ocurrió que otro sitio de encuentro de esa época era esta discoteca, y que también se merecía su propio espacio», explica mientras confiesa que se ha reencontrado con muchas caras conocidas de entonces. «Nunca pensé que tendría tanto éxito, pero es que aquel lugar fue especial», dice.
Sesión de tarde
Rafa tiene ahora 34 años. Iba a la sesión de tarde de Bobby Logan con 15, con una entrada de 'prohibido alcohol'. Entonces no había copas, ni falta que le hacía. Con un Lima Rives con refresco de limón le daba para toda una tarde de baile y buena música. La canción que más le marcó fue la de '20 de abril', de Celtas Cortos, que bailaba en corro con sus amigos.
Para algunos, Bobby Logan es sinónimo de amistad. Para otros, de amor. Mª Ángeles Gómez conoció a su pareja hace 18 años en la sesión de tarde. Tenía 15 años y bailaba con sus amigas cuando se acercó un grupo de chicos. Ese día sólo intercambiaron unas frases, pero quedaron en verse. «Nos vemos el sábado que viene», se dijeron. Y no faltaron a la cita.
Entre los mensajes del muro de Facebook no sólo hay clientes. Algunos trabajadores también han compartido sus recuerdos. Teresa Moreno, más conocida como Terete, y Cristina Gatell trabajaban como camareras en la sesión de tarde con apenas 18 años. «Era muy divertido trabajar allí, estabas con tus amigos que iban a bailar, ¡y encima te pagaban!», recuerda Terete. «Servíamos muchos cócteles con zumos como Licor 43 con batido de chocolate o San Francisco y lo mejor es que había muy buen ambiente», indica Cristina. Durante algún tiempo, Cristina trabajaba en el guardarropa de la discoteca, que estaba en la primera planta. Desde allí, era testigo directo de las historias de amor del local. «Junto al guardarropa había una zona de sofás y recuerdo que el mayor triunfo para un adolescente en aquella época era ligarte a alguna chica y conseguir besarla en aquel lugar», recuerda Luis Alberto Segalerva.
De cine a discoteca
El edificio que albergó la discoteca fue en un primer momento un cine. Se llamaba Lope de Vega. Con el tiempo, se convirtió en una pista de patinaje, la Rolling, y a finales de los años 80 pasó a ser Bobby Logan. El nombre le viene por la pasión de sus propietarios, unos amantes de la aviación, que se conocieron en un aeroclub, según explica Nacho Martín Garrido, responsable durante muchos años de la sesión de tarde del local.
Parte del éxito de Bobby Logan en la sesión de tarde de los viernes y los sábados fue fruto de la dedicación de Nacho. «Cuidábamos mucho a los que entraban y los padres nos traían a sus hijos porque sabían que era un lugar seguro», dice. «Si alguno cometía alguna tontería, no entraba más y no entraban mayores de 20 años», añade. Siempre inventaban fiestas con disfraces y juegos y en alguna ocasión llegaron a vender 1.500 entradas. Además de la sesión de tarde, que acababa a las 00.00 horas con la canción de Fraggle Rock, había otra nocturna a la que acudía un público más adulto y en la que llegaron a celebrarse conciertos de gran importancia.
Juan Rambla, empresario y delegado de bares de música de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Aehma) también gestionó Bobby Logan en su última época. «El turno de tarde estaba de moda y se ponía a tope», dice. Pero en el mundo de los locales de ocio, todo va por modas y la zona de Pedregalejo empezó a decaer. La discoteca cerró sus puertas en la primavera de 1993. Y continúa cerrada hasta ahora sin que nadie sepa por qué sigue abandonada. Algunos de las adolescentes que entonces quemaban la pista de baile posan ahora en Facebook con sus retoños. Pero siempre llevarán un poco del ritmo vertiginoso del viejo Bobby Logan en sus venas.
Q epoca dorada aquella, muchos de vostr@s por vuestra juventud no la conocereis, otros si, pero fue una gran movida, bares como Plumaria, Rantanplan, La Peseta Loca, Zona, Sidecar ( los chupitos me me he incado por 50 pelas)
Bobby Logan cerró sus puertas en abril de 1993 y está a la venta desde hace años
Viernes por la tarde. Después de cinco días interminables de clases en el instituto, llegaba el fin de semana. Después de comer, tocaba ponerse guapos. Eran los principios de los años 90 y a las 18.00 horas los adolescentes malagueños tenían una cita con la pista de baile. Abría la sesión de tarde de la discoteca Bobby Logan.
Aquel viejo aviador todavía mira desde las alturas a todo el que pasa por la avenida Juan Sebastián Elcano. Más de quince años después de que sonase la última canción en su pista de baile, todavía son muchos los que recuerdan aquel local que marcó a toda una generación. Era la época de la marcha en Pedregalejo y en Echevarría de El Palo. Ahora, esos jóvenes de entonces le rinden homenaje a través de Internet con un grupo en Facebook que ya tiene más de 1.300 miembros y que revive aquellos días a través del testimonio de sus clientes más adeptos.
El grupo se llama 'Yo iba a Bobby Logan' y crece cada día con nuevos seguidores que describen en el muro lo que significó para ellos aquella discoteca mítica. Es el caso de Luis Alberto Segalerva. Empezó a ir a los 14 años, en el verano que pasó al instituto. «Me creía que era un tipo maduro, pero luego te morías de vergüenza cuando el ligue de turno se enteraba de que tu padre te venía a recoger con el coche», recuerda.
Rafa Peláez es el creador del grupo de Bobby Logan en Facebook. «Un compañero hizo un grupo del colegio en el que estudiábamos y se me ocurrió que otro sitio de encuentro de esa época era esta discoteca, y que también se merecía su propio espacio», explica mientras confiesa que se ha reencontrado con muchas caras conocidas de entonces. «Nunca pensé que tendría tanto éxito, pero es que aquel lugar fue especial», dice.
Sesión de tarde
Rafa tiene ahora 34 años. Iba a la sesión de tarde de Bobby Logan con 15, con una entrada de 'prohibido alcohol'. Entonces no había copas, ni falta que le hacía. Con un Lima Rives con refresco de limón le daba para toda una tarde de baile y buena música. La canción que más le marcó fue la de '20 de abril', de Celtas Cortos, que bailaba en corro con sus amigos.
Para algunos, Bobby Logan es sinónimo de amistad. Para otros, de amor. Mª Ángeles Gómez conoció a su pareja hace 18 años en la sesión de tarde. Tenía 15 años y bailaba con sus amigas cuando se acercó un grupo de chicos. Ese día sólo intercambiaron unas frases, pero quedaron en verse. «Nos vemos el sábado que viene», se dijeron. Y no faltaron a la cita.
Entre los mensajes del muro de Facebook no sólo hay clientes. Algunos trabajadores también han compartido sus recuerdos. Teresa Moreno, más conocida como Terete, y Cristina Gatell trabajaban como camareras en la sesión de tarde con apenas 18 años. «Era muy divertido trabajar allí, estabas con tus amigos que iban a bailar, ¡y encima te pagaban!», recuerda Terete. «Servíamos muchos cócteles con zumos como Licor 43 con batido de chocolate o San Francisco y lo mejor es que había muy buen ambiente», indica Cristina. Durante algún tiempo, Cristina trabajaba en el guardarropa de la discoteca, que estaba en la primera planta. Desde allí, era testigo directo de las historias de amor del local. «Junto al guardarropa había una zona de sofás y recuerdo que el mayor triunfo para un adolescente en aquella época era ligarte a alguna chica y conseguir besarla en aquel lugar», recuerda Luis Alberto Segalerva.
De cine a discoteca
El edificio que albergó la discoteca fue en un primer momento un cine. Se llamaba Lope de Vega. Con el tiempo, se convirtió en una pista de patinaje, la Rolling, y a finales de los años 80 pasó a ser Bobby Logan. El nombre le viene por la pasión de sus propietarios, unos amantes de la aviación, que se conocieron en un aeroclub, según explica Nacho Martín Garrido, responsable durante muchos años de la sesión de tarde del local.
Parte del éxito de Bobby Logan en la sesión de tarde de los viernes y los sábados fue fruto de la dedicación de Nacho. «Cuidábamos mucho a los que entraban y los padres nos traían a sus hijos porque sabían que era un lugar seguro», dice. «Si alguno cometía alguna tontería, no entraba más y no entraban mayores de 20 años», añade. Siempre inventaban fiestas con disfraces y juegos y en alguna ocasión llegaron a vender 1.500 entradas. Además de la sesión de tarde, que acababa a las 00.00 horas con la canción de Fraggle Rock, había otra nocturna a la que acudía un público más adulto y en la que llegaron a celebrarse conciertos de gran importancia.
Juan Rambla, empresario y delegado de bares de música de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Aehma) también gestionó Bobby Logan en su última época. «El turno de tarde estaba de moda y se ponía a tope», dice. Pero en el mundo de los locales de ocio, todo va por modas y la zona de Pedregalejo empezó a decaer. La discoteca cerró sus puertas en la primavera de 1993. Y continúa cerrada hasta ahora sin que nadie sepa por qué sigue abandonada. Algunos de las adolescentes que entonces quemaban la pista de baile posan ahora en Facebook con sus retoños. Pero siempre llevarán un poco del ritmo vertiginoso del viejo Bobby Logan en sus venas.
Q epoca dorada aquella, muchos de vostr@s por vuestra juventud no la conocereis, otros si, pero fue una gran movida, bares como Plumaria, Rantanplan, La Peseta Loca, Zona, Sidecar ( los chupitos me me he incado por 50 pelas)
