Hosteleros y comerciantes dejan de ingresar mil millones por el temporal, que causa pérdidas importantes en el campo

Cada vez que un paraguas se abre, comerciantes, hosteleros y agricultores malagueños se echan a temblar. Las lluvias de los dos últimos meses en la provincia han hecho estragos en las cajas registradoras de tiendas, chiringuitos, bares y restaurantes, hambrientos de clientes. En el campo, tras años de sequía, trabajadores y productores miran continuamente al cielo esperanzados en que las nubes les den una tregua que permita salvar las cosechas. Sin embargo, lejos de hacerse realidad sus plegarias, las previsiones meteorológicas pronostican todo lo contrario.

Y mientras esperan a que escampe, los sectores más afectados cifran ya las pérdidas en centenares de miles de euros, a los que hay que sumar las caídas en la facturación de campos de golf, constructoras o empresas de reformas, que sufren igualmente los efectos económicos del temporal.

Las precipitaciones, que en enero superaron a las registradas en La Coruña, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), también pasan factura al empleo. Por culpa de las lluvias, se han dejado de firmar más de 27.000 contratos en la provincia sólo en hostelería, ya que los establecimientos no necesitan, como otros años, personal de refuerzo para atender a la clientela. Más bien ocurre todo lo contrario. La falta de consumidores ha reducido los ingresos de bares, cafeterías, pubs, terrazas y restaurantes un 80%, según estimaciones de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma). Su presidente, Rafael Prado, califica los dos últimos meses de «horrorosos» y cifra en 936 millones de euros el dinero que han dejado de ingresar en la provincia. «Hace años que no llovía así, y como no estamos acostumbrados a este tiempo, nos quedamos en casa», explica Prado, que asegura que aunque a finales de febrero empieza el periodo de contratación de refuerzos para la temporada, «nadie va a mover ficha hasta que las perspectivas de negocio sean favorables».

Paseos marítimos vacíos
En los chiringuitos el panorama no es mucho más halagüeño. A la suciedad que ha dejado el temporal en las playas hay que sumar la imposibilidad de sacar las hamacas por la lluvia y la ausencia de consumidores. La patronal que representa a los 2.000 establecimientos de la provincia no se atreve a hacer un balance, pero no descarta que las pérdidas superen el millón de euros, al tiempo que se perderán mil nuevos contratos, según estimaciones de Manuel Villafaina, presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de Málaga.

Las lluvias también han deslucido las rebajas, afectadas ya por la crisis económica, que ha reducido el consumo a niveles desconocidos. Aunque se están cumpliendo las previsiones del sector, con una bajada de las ventas del 10% respecto al año pasado, la incesante lluvia ha impedido que el balance sea más positivo, teniendo en cuenta que el frío ha animado a los malagueños a comprar ropa de abrigo. Sin embargo, las tiendas no pueden competir con los centros comerciales y con el salón de casa cuando las nubes descargan sobre la provincia. Así, Enrique Gil, presidente de la Federación de Comercio de Málaga (Fecoma), estima que si el tiempo hubiese acompañado, se habría facturado un 5% más, es decir, unos cuatro millones de euros más. De esta forma, las rebajas, pasadas por agua, finalizarán con un balance de unos 65 millones de euros en ventas, frente a los 72 del año pasado.
A los comerciantes ya sólo les queda confiar en que el tiempo mejore y puedan comenzar a darle salida a la ropa de nueva temporada. Pero para eso habrá que esperar a que el sol decida quedarse. De sus rayos dependen también las más de 15.000 familias malagueñas que cada día salen a vender a la calle. Agua y mercadillo son términos incompatibles que cuando se unen tienen unos efectos demoledores. Tal es así que desde diciembre han dejado de ganar 70 millones de euros por falta de clientes la provincia. Son datos de la Asociación Empresarial de Comerciantes de Málaga y Provincia Zona Occidental (Aecampzo), cuyo presidente, Rafael González, advierte de que «hay quien no tiene para comer ».

En el campo también llueve sobre mojado. Las precipitaciones han anegado explotaciones de cítricos en el Valle del Guadalhorce y han convertido la cosecha de la aceituna en una «tarea inacabable», según palabras del secretario general de Asaja Málaga, Carlos Blázquez. Desde mediados de diciembre, apenas se ha podido recoger diez días y, en la zona más situada al noreste de la provincia, donde la recolección es más tardía, más de la mitad de la cosecha está en el suelo y «resulta prácticamente imposible su recogida», explica Baldomero Bellido, técnico de olivar de la asociación agraria, que provisionalmente cifra en 21 millones de euros las pérdidas. «Se esperaban recoger 70 millones de kilos de aceite, pero se va a perder el 15%», afirma. El temporal se ha convertido también en el mejor aliado de los ladrones, que campan estos días a sus anchas. Recientemente, Asaja ha denunciado el robo de 10.000 kilos de alcachofas y de otros tantos de aceitunas.

En el Valle del Guadalhorce, las intensas lluvias y la apertura de los pantanos han hecho que se aneguen muchas explotaciones de la zona. Es tal la situación que los agricultores ni siquiera pueden entrar a comprobar los destrozos. Así, no se atreven a hacer un balance de las consecuencias económicas, aunque, según datos provisionales, se habrían perdido unos 7.000 jornales, que se sumarían a los 50.000 de la aceituna.

En Ronda hay cereal afectado y toneladas de tierra fértil perdida, según Asaja. En el lado positivo, Baldomero Bellido recuerda que las inusuales precipitaciones de este año harán que la cosecha de aceituna del próximo año sea muy buena.

Y mientras la lluvia toma la provincia, los andamios están vacíos. La paralización de las obras, según los sindicatos, puede ser aprovechada por los empresarios para deshacerse de algunos de sus trabajadores. «El convenio del sector establece que cuando una obra lleve paralizada diez días por razones climatológicas puede presentarse una suspensión de empleo temporal», explica Alfonso Galisteo, secretario general del Sindicato de Construcción de CC. OO. en Málaga, que advierte de que puede darse el caso de que el empresario no espere ese tiempo. «La Inspección debe estar vigilante», advierte.

Sin retrasos en el metro

En la capital, la construcción del metro marcha según lo previsto, según el director de Metro Málaga, Enrique Salvo, que afirma que el retraso en las obras provocado por las lluvias es casi imperceptible. «Podemos hablar de uno o dos días en algunos tajos», explica. Y es que en los días más húmedos se aprovecha para adelantar trabajos que se realizan a cubierto, en túneles y cocheras. Asimismo, Salvo asegura que las infraestructuras se revisan constantemente y no se ha observado ninguna deficiencia.

En el ámbito deportivo, la mayoría de los campos de golf de la provincia registran pérdidas. En muchos casos se han visto obligados a cerrar sus instalaciones algunos días por la lluvia y, cuando abren, los clientes son escasos, sobre todo los nacionales, como confirma una decena de gerentes consultados por este periódico. En Lauro Golf Alhaurín cifran las pérdidas en 55.000 euros y en Atalaya Golf (Estepona) hablan de «varios cientos de miles de euros». Los sistema de drenaje no suelen ser suficientes para absorber los litros de agua caídos, lo que hace que se encharquen los campos.

Además de dos campeonatos de golf en Vélez-Málaga y Marbella, la lluvia también ha obligado a suspender desde enero unos 240 partidos de baloncesto base y unos 150 de fútbol base en la provincia.

Los daños de las lluvias alcanzan también de lleno a las empresas de trabajos en altura, como Tealvertical, que en los últimos dos meses no ha podido trabajar una decena de días, aunque intentan sustituir los trabajos en fachadas por otros de interior, como explica su propietario, Félix Pérez Pintura. Todo sea por poner sus cuentas a salvo... de la lluvia.


http://www.diariosur.es/v/20100221/malaga/lluvia-gusto-todos-20100221.html

Es que ya estamos todos muy hartos de lluvia