Liga BBVA | VALLADOLID 1 - MÁLAGA 1
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Los reyes del empate no aprenden a ganar
Valladolid y Málaga, los dos equipos que más empatan de la Liga, firmaron hoy tablas en Zorrilla (1-1) tras un partido en el que el Málaga perdonó, y mucho, durante la primera parte y su rival hizo lo propio tras el descanso.
EFE | 13/12/2009
Valladolid y Málaga, los dos equipos que más empatan de la Liga, firmaron hoy tablas en Zorrilla (1-1) tras un partido en el que el Málaga perdonó, y mucho, durante la primera parte y su rival hizo lo propio tras el descanso.
El encuentro tenía la etiqueta de decisivo para los dos, ya que ambos estaban en la zona baja de la tabla, separados por cuatro puntos, aunque el Real Valladolid, que suele pinchar en casa ante equipos iguales, necesitaba reivindicarse aún más, si cabe.
Al Málaga, por su parte, se le había olvidado la sensación de conquistar una victoria, ya que sólo ha ganado un encuentro hace más de tres meses, el primero de la Liga contra el Atlético.
Los de Mendilibar salieron tan fríos como la meteorología y el Málaga estuvo a punto de marcar en un balón despejado por la defensa local que golpeó en Obinna y posteriormente en el larguero (min. 7). El equipo andaluz tuvo más el esférico ante un Valladolid impreciso que no daba tres pases seguidos.
El escaso trabajo defensivo de Canobbio propició un agujero en la banda izquierda del bloque vallisoletano que el Málaga supo ver y explotar. De hecho, a fuerza de percutir, y mucho, por esa zona el equipo malagueño estuvo a punto de rentabilizar su dominio durante los primeros veinticinco minutos.
Mientras se discernía si el equipo anfitrión estaba defendiendo muy mal o el Málaga tenía la tarde inspirada en ataque, el partido transcurría feo y sin ritmo, aunque con más visitas al área local que a la visitante, donde sólo Diego Costa protagonizaba las noticias ofensivas, muy pocas, que había por parte de un Valladolid inmerso en la espesura.
Así, un balón a la espalda de la defensa local propició un gol de Sergio Barbosa Duda que dejó en evidencia la permeabilidad defensiva, ya muy habitual, del equipo de José Luis Mendilibar.
Era el minuto 33 y el jugador portugués hacía justicia con lo acontecido hasta entonces y obligaba al Valladolid a remar contracorriente. Afortunadamente para el Valladolid, Obinna, que aprovechaba siempre los pelotazos largos de sus compañeros, perdonó dos goles cantados camino del descanso.
De no haber mandado al limbo esas dos oportunidades el jugador nigeriano, el partido hubiera podido quedar sentenciado ya en la primera parte.
En la reanudación, el Real Valladolid gobernó el medio campo e insistió algo más en ataque, pero sin probar nunca a Munúa. En realidad, si el Málaga hubiera puesto hoy una silla bajo los palos el resultado no hubiera cambiado en la primera hora de partido.
Rebasado ese tiempo, Manucho mandó al cuerpo de Gustavo Adolfo Munúa un balón de gol tras una jugada extraordinaria de Diego Costa por la banda izquierda.
Fue el toque de corneta para los locales, ya que a partir de esa jugada el Valladolid se puso "las pilas" y en acción afortunada, un remate del brasileño Nivaldo Santana fue desviado por el visitante Gámez hacía su meta, empatando el partido, tras un saque de esquina botado por Haris Medunjanin (min. 68).
El centrocampista bosnio revitalizó al Valladolid y el Málaga se dio cuenta de que había perdonado la vida a su rival, así que se volvió mucho más cauteloso que audaz. Paradójicamente, tras haber podido ir ganando cómodamente, el empate le pareció un buen botín al conjunto andaluz.
Así las cosas, fue el Valladolid el que más y mejor opositó al triunfo con llegadas en tromba que no fructificaron. El empate era el resultado estadísticamente más lógico pero a ninguno le sirve para tomar el "oxígeno" que necesitaban.
Valladolid y Málaga, los dos equipos que más empatan de la Liga, firmaron hoy tablas en Zorrilla (1-1) tras un partido en el que el Málaga perdonó, y mucho, durante la primera parte y su rival hizo lo propio tras el descanso.
El encuentro tenía la etiqueta de decisivo para los dos, ya que ambos estaban en la zona baja de la tabla, separados por cuatro puntos, aunque el Real Valladolid, que suele pinchar en casa ante equipos iguales, necesitaba reivindicarse aún más, si cabe.
Al Málaga, por su parte, se le había olvidado la sensación de conquistar una victoria, ya que sólo ha ganado un encuentro hace más de tres meses, el primero de la Liga contra el Atlético.
Los de Mendilibar salieron tan fríos como la meteorología y el Málaga estuvo a punto de marcar en un balón despejado por la defensa local que golpeó en Obinna y posteriormente en el larguero (min. 7). El equipo andaluz tuvo más el esférico ante un Valladolid impreciso que no daba tres pases seguidos.
El escaso trabajo defensivo de Canobbio propició un agujero en la banda izquierda del bloque vallisoletano que el Málaga supo ver y explotar. De hecho, a fuerza de percutir, y mucho, por esa zona el equipo malagueño estuvo a punto de rentabilizar su dominio durante los primeros veinticinco minutos.
Mientras se discernía si el equipo anfitrión estaba defendiendo muy mal o el Málaga tenía la tarde inspirada en ataque, el partido transcurría feo y sin ritmo, aunque con más visitas al área local que a la visitante, donde sólo Diego Costa protagonizaba las noticias ofensivas, muy pocas, que había por parte de un Valladolid inmerso en la espesura.
Así, un balón a la espalda de la defensa local propició un gol de Sergio Barbosa Duda que dejó en evidencia la permeabilidad defensiva, ya muy habitual, del equipo de José Luis Mendilibar.
Era el minuto 33 y el jugador portugués hacía justicia con lo acontecido hasta entonces y obligaba al Valladolid a remar contracorriente. Afortunadamente para el Valladolid, Obinna, que aprovechaba siempre los pelotazos largos de sus compañeros, perdonó dos goles cantados camino del descanso.
De no haber mandado al limbo esas dos oportunidades el jugador nigeriano, el partido hubiera podido quedar sentenciado ya en la primera parte.
En la reanudación, el Real Valladolid gobernó el medio campo e insistió algo más en ataque, pero sin probar nunca a Munúa. En realidad, si el Málaga hubiera puesto hoy una silla bajo los palos el resultado no hubiera cambiado en la primera hora de partido.
Rebasado ese tiempo, Manucho mandó al cuerpo de Gustavo Adolfo Munúa un balón de gol tras una jugada extraordinaria de Diego Costa por la banda izquierda.
Fue el toque de corneta para los locales, ya que a partir de esa jugada el Valladolid se puso "las pilas" y en acción afortunada, un remate del brasileño Nivaldo Santana fue desviado por el visitante Gámez hacía su meta, empatando el partido, tras un saque de esquina botado por Haris Medunjanin (min. 68).
El centrocampista bosnio revitalizó al Valladolid y el Málaga se dio cuenta de que había perdonado la vida a su rival, así que se volvió mucho más cauteloso que audaz. Paradójicamente, tras haber podido ir ganando cómodamente, el empate le pareció un buen botín al conjunto andaluz.
Así las cosas, fue el Valladolid el que más y mejor opositó al triunfo con llegadas en tromba que no fructificaron. El empate era el resultado estadísticamente más lógico pero a ninguno le sirve para tomar el "oxígeno" que necesitaban.
http://www.as.com/futbol/articulo/reyes-empate-aprenden-ganar/dasftb/20091213dasdasftb_45/Tes