Actividad económica importante y cercanía con el paraíso fiscal de Gibraltar. La combinación de estos dos elementos hacen de la provincia de Málaga el caldo de cultivo propicio para caer en la tentación de eludir el pago de impuestos y ocultar al fisco los beneficios obtenidos en operaciones de envergadura. Desde su creación hace tres años, la Fiscalía de Delitos Económicos de Málaga, la única de España dedicada en exclusividad a combatir la delincuencia de cuello blanco, ha destapado una importante bolsa de fraude no sólo fiscal, sino también societario que se ha multiplicado por tres en los últimos cuatro años.
No se puede afirmar que los delitos hayan aumentado, sino más bien que la vigilancia a la que se les somete, en primer lugar desde la Agencia Tributaria y, segundo, desde la propia Fiscalía Especial, ha hecho aflorar las raíces de este tipo de delincuencia.
A falta de un mes para concluir el año, la Fiscalía ha abierto investigación sobre cerca de 140 casos de delitos económicos, tanto fiscales, como societarios, frente al medio centenar que registró en 2006.
«Voluminosos y de gran complejidad». Así califica el fiscal coordinador, Antonio González, las investigaciones que se llevan a cabo por los fraudes a Hacienda, principalmente los derivados de los impuestos de sociedades y del IVA.
Para eludir el pago de impuestos «se utilizan mecanismos de todo tipo, desde el más burdo, como las empresas que desaparecen de la noche a la mañana y no se localizan a sus administradores, hasta simulaciones de negocios que no existen para introducir gastos en las cuentas», explica. Con mucha frecuencia se echa mano a instrumentos verdaderamente complejos, como construir entramados societarios, no ya para ocultar pagos a la Agencia Tributaria, sino para obtener beneficios de ella de forma fraudulenta, por ejemplo, en el pago del IVA.
«Se van creando sociedades, que no tienen actividad, y se simulan compras con facturas en las que se van repercutiendo el IVA unas a otras de forma que el cliente final se puede deducirse este impuesto y así consolidar el fraude a Hacienda», añade el fiscal.
Uno de los mayores fraudes en materia de IVA fue detectado en 2006 en Málaga. Estaban implicadas más de 150 sociedades radicadas en España, Francia, Italia, Dinamarca, Holanda y Dubai. Se estima que el monto defraudado ascendió a 500 millones de euros y por ello están imputadas 113 personas, aún a la espera de ser juzgadas.
El año pasado se descubrió en Marbella otro caso, este por el impuesto de sociedades, en que el engaño a las arcas públicas se ha calculado en 16 millones de euros.
Engaños entre socios
La mayoría de los delitos fiscales proceden de la información que proporciona la Agencia Tributaria a la Fiscalía como resultado de las campañas de inspección. Sin embargo, otro tipo de irregularidades económicas, que afectan sobre todo a las empresas, sus socios y sus acreedores, llegan a su conocimiento a través de denuncias de los particulares. Y estos casos se han duplicado este año con respecto a 2008 como consecuencia directa de la crisis económica.
«Cuando las deudas crecen, se buscan mecanismos de engaño para no hacer frente a los pagos», afirma González, quien pone como ejemplo de delitos societarios a aquellos administradores que hacen desaparecer bienes para engañar a los socios y a los empresarios que provocan insolvencias (punibles) de sus sociedades, trasmitiendo bienes a otras compañías, y creando falsas deudas para no pagar a sus acreedores.
No se puede afirmar que los delitos hayan aumentado, sino más bien que la vigilancia a la que se les somete, en primer lugar desde la Agencia Tributaria y, segundo, desde la propia Fiscalía Especial, ha hecho aflorar las raíces de este tipo de delincuencia.
A falta de un mes para concluir el año, la Fiscalía ha abierto investigación sobre cerca de 140 casos de delitos económicos, tanto fiscales, como societarios, frente al medio centenar que registró en 2006.
«Voluminosos y de gran complejidad». Así califica el fiscal coordinador, Antonio González, las investigaciones que se llevan a cabo por los fraudes a Hacienda, principalmente los derivados de los impuestos de sociedades y del IVA.
Para eludir el pago de impuestos «se utilizan mecanismos de todo tipo, desde el más burdo, como las empresas que desaparecen de la noche a la mañana y no se localizan a sus administradores, hasta simulaciones de negocios que no existen para introducir gastos en las cuentas», explica. Con mucha frecuencia se echa mano a instrumentos verdaderamente complejos, como construir entramados societarios, no ya para ocultar pagos a la Agencia Tributaria, sino para obtener beneficios de ella de forma fraudulenta, por ejemplo, en el pago del IVA.
«Se van creando sociedades, que no tienen actividad, y se simulan compras con facturas en las que se van repercutiendo el IVA unas a otras de forma que el cliente final se puede deducirse este impuesto y así consolidar el fraude a Hacienda», añade el fiscal.
Uno de los mayores fraudes en materia de IVA fue detectado en 2006 en Málaga. Estaban implicadas más de 150 sociedades radicadas en España, Francia, Italia, Dinamarca, Holanda y Dubai. Se estima que el monto defraudado ascendió a 500 millones de euros y por ello están imputadas 113 personas, aún a la espera de ser juzgadas.
El año pasado se descubrió en Marbella otro caso, este por el impuesto de sociedades, en que el engaño a las arcas públicas se ha calculado en 16 millones de euros.
Engaños entre socios
La mayoría de los delitos fiscales proceden de la información que proporciona la Agencia Tributaria a la Fiscalía como resultado de las campañas de inspección. Sin embargo, otro tipo de irregularidades económicas, que afectan sobre todo a las empresas, sus socios y sus acreedores, llegan a su conocimiento a través de denuncias de los particulares. Y estos casos se han duplicado este año con respecto a 2008 como consecuencia directa de la crisis económica.
«Cuando las deudas crecen, se buscan mecanismos de engaño para no hacer frente a los pagos», afirma González, quien pone como ejemplo de delitos societarios a aquellos administradores que hacen desaparecer bienes para engañar a los socios y a los empresarios que provocan insolvencias (punibles) de sus sociedades, trasmitiendo bienes a otras compañías, y creando falsas deudas para no pagar a sus acreedores.