Tenía 27 años, dos hijos de doce y cinco, y ninguna patología previa. Dolores Gómez Salazar falleció el pasado día 29 de septiembre por complicaciones provocadas por el virus de la gripe A después de permanecer intubada y sedada catorce días en la UCI del Hospital Civil. Se trata del quinto caso de muerte con el virus H1N1 en la provincia.
Pero antes de dictaminar la gripe A, pasó un verdadero calvario en las urgencias del centro sanitario, donde le mandaron a casa con el alta médica hasta tres veces antes de internarla en observación. La familia de la fallecida denuncia ahora a los ocho facultativos que intervinieron en su tratamiento, a los que se acusa de un presunto homicidio involuntario por negligencia médica.
La cadena de hechos comenzó el pasado día 13 de septiembre, cuando Dolores acudió por primera vez a los servicios de urgencias del hospital, a las cuatro y media de la madrugada. «Se encontraba mal desde hacía tres días y, cuando se dirigió al centro sanitario, tenía 39 grados de fiebre, tos seca, y dolor muscular», señala Manuel Huertas, abogado de la acusación. Horas más tarde, se le diagnostica una neumonía retrocardíaca y se le da el alta médica.
Fiebre alta y vómitos
Pero Dolores no mejoró y ese mismo día, a las 15.19 horas, regresa a urgencias con vómitos. Otra vez se le da el alta médica con un tratamiento contra los nuevos síntomas. Esa misma madrugada, vuelve por tercera vez, a la una y media del día 14. El dolor se ha agravado y siente un intenso dolor en el costado del pecho. Pero de nuevo regresa a casa, con más calmantes.
«A esas alturas, la familia estaba cada vez más preocupada», indica el conocido letrado Manuel Huertas. «Percibían el empeoramiento de Dolores y se quejaron a los facultativos debido al rápido deterioro físico; pero, confiados en la profesionalidad de los médicos, atendieron a sus recomendaciones y volvieron al domicilio», relata.
A las 00.54 del día 15, Dolores visitó las urgencias por cuarta vez. Llegaba con un empeoramiento de los síntomas y los labios amoratados. «Ante la insistencia de los familiares que le acompañaban, la ingresan en observación, donde su salud continúa degradándose. Cinco horas más tarde, se le intuba, le conectan ventilación mecánica y se pasa a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Es entonces cuando deciden realizarle la prueba de la gripe A. No se confirma hasta dos días después, aunque se inicia el tratamiento con dosis doble desde su ingreso en la UCI ante la sospecha de que pueda padecer el virus H1N1. Pero de poco sirve. Dolores muere días más tarde.
La familia cree que la muerte de Dolores podría haberse evitado si se hubiese administrado a tiempo el tratamiento contra la gripe A. «Se perdieron 48 horas que eran vitales para el tratamiento con Tamiflu o Relenza e incluso tendrían que habérselo administrado de forma preventiva según el protocolo de actuación del Ministerio de Sanidad», continúa el abogado Huertas.
La delegación de Salud, por su parte, lamenta el fallecimiento de Dolores y declara que colaborará en todo momento con el juez que instruya el caso para aclarar lo sucedido.
Querida en el barrio
El hermano de la fallecida, Juan Manuel Gómez Salazar, que interpuso la demanda, explica que durante el proceso tampoco se trató a los familiares de Dolores que habían convivido con ella y que podrían haber contraído este virus altamente contagioso. «Era una chica muy alegre y querida por todos en el barrio», indica Juan Manuel. Dolores estaba separada y había salido de una mala racha pero estaba trabajando como limpiadora en los portales de La Palma para sacar su familia adelante.
Se trata de la quinta víctima mortal con gripe A de la provincia. La primera fue un directivo que falleció en un viaje a los fiordos noruegos. Dolores falleció antes incluso que el último caso conocido, el de una mujer de Pizarra de 46 años que tampoco tenía patologías previas.