La Consejería de Asuntos Sociales constata un descenso de los procesos internacionales de acogida, al que contribuye el incremento de las trabas en origen
La adopción es un proceso largo y a menudo desesperanzador para las parejas que optan por esta alternativa cuando no pueden tener hijos propios o simplemente deciden acoger en el seno de su familia a un menor para darle una infancia llena de cariño y mayores comodidades. Pero al final del camino, la sonrisa de ese hijo deseado aleja los recuerdos de todos los que surgieron durante el trayecto. El problema es que las dificultades económicas pueden hacer que ese viaje no llegue siempre a buen puerto.
Asociaciones de padres y madres adoptantes alertan de que muchas familias que estaban en trámites de adoptar a un niño se han visto obligadas a echarse atrás debido a la crisis. «Si se ven afectados por el paro, es muy comprensible que decidan no seguir adelante», indica Adriana Alba, de la asociación Adopma. «Pero esto ocurre cuando la adopción no está demasiado avanzada y están esperando el estudio de idoneidad, porque cuando ya saben el nombre de su hijo y han ido a conocerlo a su país de origen, resulta mucho más doloroso abandonar el proceso», indica.
Según datos de la consejería de Asuntos Sociales, las adopciones internacionales cayeron el año pasado un 10%, pasando de las 551 en 2007 a 493 en 2008. Los países de procedencia más solicitados fueron Rusia (150 menores), China (111), Etiopía (77), Ucrania (47), Colombia (21) y Kazajstán (21). Por provincias, Málaga fue la tercera en este tipo de adopciones con 91, después de Sevilla y Cádiz.
Esclavos de la hipoteca
Las asociaciones que gestionan los acogimientos temporales de familia ajena, es decir, por parte de familias que no tienen parentesco con el menor, también temen que caiga el número de familias acogedoras. «Por ahora no hay datos que lo corroboren porque en 2008 todavía no se notó el efecto del desempleo, pero tememos que este año algunas de las familias que ya están en el programa lo abandonen y que recibamos menos solicitudes de familias nuevas», indica Rocío Rueda, presidenta de la asociación Infania. «Es normal, porque bastante tienen muchas parejas con pagar sus hipotecas y alimentar a sus hijos, pero el problema es que si esta red de familias disminuye, aumentará en número de menores que tenga que ir a centros de acogida.
Lola Pérez, de la asociación de Acogimiento de Niños Ucranianos explica que su asociación ha empezado a hacer actividades benéficas para ayudar económicamente a las familias y que no abandonen el programa. «Hay que pensar que si la crisis nos afecta a nosotros, para ellos será peor», sentencia
diariosur.com
La adopción es un proceso largo y a menudo desesperanzador para las parejas que optan por esta alternativa cuando no pueden tener hijos propios o simplemente deciden acoger en el seno de su familia a un menor para darle una infancia llena de cariño y mayores comodidades. Pero al final del camino, la sonrisa de ese hijo deseado aleja los recuerdos de todos los que surgieron durante el trayecto. El problema es que las dificultades económicas pueden hacer que ese viaje no llegue siempre a buen puerto.
Asociaciones de padres y madres adoptantes alertan de que muchas familias que estaban en trámites de adoptar a un niño se han visto obligadas a echarse atrás debido a la crisis. «Si se ven afectados por el paro, es muy comprensible que decidan no seguir adelante», indica Adriana Alba, de la asociación Adopma. «Pero esto ocurre cuando la adopción no está demasiado avanzada y están esperando el estudio de idoneidad, porque cuando ya saben el nombre de su hijo y han ido a conocerlo a su país de origen, resulta mucho más doloroso abandonar el proceso», indica.
Según datos de la consejería de Asuntos Sociales, las adopciones internacionales cayeron el año pasado un 10%, pasando de las 551 en 2007 a 493 en 2008. Los países de procedencia más solicitados fueron Rusia (150 menores), China (111), Etiopía (77), Ucrania (47), Colombia (21) y Kazajstán (21). Por provincias, Málaga fue la tercera en este tipo de adopciones con 91, después de Sevilla y Cádiz.
Esclavos de la hipoteca
Las asociaciones que gestionan los acogimientos temporales de familia ajena, es decir, por parte de familias que no tienen parentesco con el menor, también temen que caiga el número de familias acogedoras. «Por ahora no hay datos que lo corroboren porque en 2008 todavía no se notó el efecto del desempleo, pero tememos que este año algunas de las familias que ya están en el programa lo abandonen y que recibamos menos solicitudes de familias nuevas», indica Rocío Rueda, presidenta de la asociación Infania. «Es normal, porque bastante tienen muchas parejas con pagar sus hipotecas y alimentar a sus hijos, pero el problema es que si esta red de familias disminuye, aumentará en número de menores que tenga que ir a centros de acogida.
Lola Pérez, de la asociación de Acogimiento de Niños Ucranianos explica que su asociación ha empezado a hacer actividades benéficas para ayudar económicamente a las familias y que no abandonen el programa. «Hay que pensar que si la crisis nos afecta a nosotros, para ellos será peor», sentencia
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