El jamón español no podrá exportarse a Argentina, según el acuerdo que firmó el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, con los productores argentinos de carne de cerdo. A cambio, la industria nacional se ha comprometido a aumentar la oferta.
La Asociación Argentina de Productores de Porcinos (AAPP) se comprometió a comprar un 20% menos que el año pasado en productos como pulpa de cerdo y tocino, mientras que no importarán nada de carne de hueso de cerdo, tripa vacuna –empleada para la cobertura de embutidos- ni productos terminados, como es el caso del jamón serrano español. Además, las empresas deberán exportar el equivalente a lo que importen y presentar una lista de precios de sus productos.
Representantes de tiendas 'gourmet' que participaron en la negociación con Moreno reconocieron al diario 'La Nación' que no les sería fácil reemplazar con las alternativas nacionales un producto tan valorado por su clientela. Argentina importó en 2011 unas 274 toneladas de jamones españoles, valoradas en unos 18.000 millones de euros. España fue el primer exportador de este producto a la Argentina, seguido de Brasil e Italia.
'Palmitos sí, jamón no'
En mayo de 2010, el polémico secretario de Comercio Interior se reunió con representantes de supermercados y grandes distribuidores para anunciarles que, a partir de ese momento, no podrían importar productos que tienen un equivalente en la producción argentina. "Palmitos sí; jamón español, no", era la consigna. Hasta entonces, los distribuidores podían importar, aunque debían mantener el equilibrio entre importaciones y exportaciones. El jamón y el aceite de oliva español estaban en el punto de mira, como también la pasta italiana o el chocolate suizo.
Moreno argumentó que la debilidad de la zona euro, y en especial la caída interna en países como España y Grecia, podía provocar una "invasión de productos europeos" en el país. Por detrás de este argumento hay una realidad más difícil de asumir por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner: con una inflación que cabalga al 30% anual, la industria argentina es cada vez menos competitiva.
Hace un año, cuando el secretario de Comercio anunció su línea de actuación, algunos analistas advirtieron que esas medidas proteccionistas podrían tener un efecto adverso: impulsar todavía más la inflación, pues, sin la competencia del jamón español, por ejemplo, los productores de jamones argentinos podrían pedir más por sus productos. Lo cierto es que la inflación parece cada vez más fuera de control, en gran parte por la presión de los oligopolios productores y pese a los esfuerzos de Moreno por fijar precios máximos para ciertos productos básicos.
Además, muchos argentinos se quejan de que en algunos casos se prohíben las importaciones sin que exista una verdadera alternativa de producción nacional, con lo que acaban beneficiándose empresas que se garantizan un monopolio y venden productos mediocres a un alto precio.
Negociación con Brasil
Mientras se hacía público este acuerdo, Moreno y 580 exportadores argentinos se reunían en São Paulo con sus homólogos brasileños para hablar de comercio.
Brasil es el país más perjudicado por esta medida, pues proporciona alrededor del 40% de las importaciones de pulpa de cerdo y tocino. Brasilia ha protestado repetidas veces por las trabas a las importaciones del Gobierno argentino, que para Brasil rompen las reglas del juego del Mercosur. Argentina, por su parte, quiere equilibrar la balanza comercial con el país vecino, que en 2011 fue deficitaria para la Argentina en cerca de 4.500 millones de euros.
Ellos se lo pierden. comeran mortadela.
http://www.elmundo.es/america/2012/05/09/argentina/1336580951.html
La Asociación Argentina de Productores de Porcinos (AAPP) se comprometió a comprar un 20% menos que el año pasado en productos como pulpa de cerdo y tocino, mientras que no importarán nada de carne de hueso de cerdo, tripa vacuna –empleada para la cobertura de embutidos- ni productos terminados, como es el caso del jamón serrano español. Además, las empresas deberán exportar el equivalente a lo que importen y presentar una lista de precios de sus productos.
Representantes de tiendas 'gourmet' que participaron en la negociación con Moreno reconocieron al diario 'La Nación' que no les sería fácil reemplazar con las alternativas nacionales un producto tan valorado por su clientela. Argentina importó en 2011 unas 274 toneladas de jamones españoles, valoradas en unos 18.000 millones de euros. España fue el primer exportador de este producto a la Argentina, seguido de Brasil e Italia.
'Palmitos sí, jamón no'
En mayo de 2010, el polémico secretario de Comercio Interior se reunió con representantes de supermercados y grandes distribuidores para anunciarles que, a partir de ese momento, no podrían importar productos que tienen un equivalente en la producción argentina. "Palmitos sí; jamón español, no", era la consigna. Hasta entonces, los distribuidores podían importar, aunque debían mantener el equilibrio entre importaciones y exportaciones. El jamón y el aceite de oliva español estaban en el punto de mira, como también la pasta italiana o el chocolate suizo.
Moreno argumentó que la debilidad de la zona euro, y en especial la caída interna en países como España y Grecia, podía provocar una "invasión de productos europeos" en el país. Por detrás de este argumento hay una realidad más difícil de asumir por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner: con una inflación que cabalga al 30% anual, la industria argentina es cada vez menos competitiva.
Hace un año, cuando el secretario de Comercio anunció su línea de actuación, algunos analistas advirtieron que esas medidas proteccionistas podrían tener un efecto adverso: impulsar todavía más la inflación, pues, sin la competencia del jamón español, por ejemplo, los productores de jamones argentinos podrían pedir más por sus productos. Lo cierto es que la inflación parece cada vez más fuera de control, en gran parte por la presión de los oligopolios productores y pese a los esfuerzos de Moreno por fijar precios máximos para ciertos productos básicos.
Además, muchos argentinos se quejan de que en algunos casos se prohíben las importaciones sin que exista una verdadera alternativa de producción nacional, con lo que acaban beneficiándose empresas que se garantizan un monopolio y venden productos mediocres a un alto precio.
Negociación con Brasil
Mientras se hacía público este acuerdo, Moreno y 580 exportadores argentinos se reunían en São Paulo con sus homólogos brasileños para hablar de comercio.
Brasil es el país más perjudicado por esta medida, pues proporciona alrededor del 40% de las importaciones de pulpa de cerdo y tocino. Brasilia ha protestado repetidas veces por las trabas a las importaciones del Gobierno argentino, que para Brasil rompen las reglas del juego del Mercosur. Argentina, por su parte, quiere equilibrar la balanza comercial con el país vecino, que en 2011 fue deficitaria para la Argentina en cerca de 4.500 millones de euros.
Ellos se lo pierden. comeran mortadela.
http://www.elmundo.es/america/2012/05/09/argentina/1336580951.html