Julio Baptista
«Mañana no vamos a ser campeones, pero hay un camino precioso para ello»
Julio Baptista mantiene la calma ante la euforia y pide tranquilidad para que el equipo alcance los éxitos
Julio Baptista, sentado en un sofá en el hotel de concentración, posa para La Opinión. Miguel Gámez
MIGUEL GÁMEZ Fue el primer gran fichaje en llegar al Málaga CF, en el mercado de invierno: el imán de todos los demás. Cuando acaba de aterrizar Santi Cazorla, quiere imponer cordura a la afición en cuanto a objetivos. Y lo dice quien dentro de dos meses estará atado más que nunca a la Costa del Sol. A fines de septiembre o principios de octubre nacerá su hija Isabella, malagueña, malaguista y seguro que tan guapa como la madre, que fue «Miss León» en 2003.
Me llamó la atención el pasado martes en la cafetería del hotel la pasión con la que le contaba a Van Nistelrooy y a Buonanotte, en presencia de Demichelis y Maresca, cómo se salvó el Málaga la pasada Liga y cómo animó la afición en los peores momentos. ¿Cómo fue la charla con ellos?
Fue una cosa increíble. Todos los que lo han vivido... Eso fue para sentirlo de verdad. Fue muy duro. Cuando uno se mete ahí abajo, son muchas cosas... Manuel Pellegrini trataba de que los jugadores le entendieran, asumieran su forma de jugar. Estaba todo muy complicado y en un momento cambió todo, logramos salir. Fue algo malo al principio, pero luego bonito.
Gran parte de esa salvación se debió a jugadores del mercado de invierno, sobre todo a Willy Caballero y a un tal Julio Baptista, tras una terrible lesión, ¿no?
No fue terrible, aunque lo pasé mal. Veía desde Brasil por la tele que el equipo no ganaba, los de abajo sí, que cada vez se quedaba más descolgado. Me dije: «Que sea lo que Dios quiera».
¿Hubo una «transformación» de Baptista con respecto a sus cinco primeros partidos, en los que el Málaga no llegó a ganar?
Creo que influyeron muchas cosas, sobre todo que cuando llegué era muy difícil la compenetración de cinco jugadores nuevos. Tres meses después ya estaba el trabajo un poco mejor. Vine de Brasil con la cabeza limpia, no estaba tan quemado como la gente que estaba sufriendo en Málaga y no asumí esa carga negativa. Estaba con mi familia y trabajaba muchas horas la fisioterapia. Eso me vino muy bien, no me acordaba de nada, sólo me dediqué a jugar y así todo fue más fácil.
Dice que lo pasó mal con la lesión. ¿Hasta qué punto?
Nunca tuve una lesión algo seria. Hubo intervención quirúrgica, sabía que no me iba a recuperar en dos o tres semanas. Mi físico, que es privilegiado, me ayudó a recuperarme un poco antes.
Es usted muy religioso. ¿La fe también le ayudó?
Sí, mucho. Creo mucho en Dios. Lo que tiene que pasar, pasa porque el de arriba quiere. Teníamos que vivir eso, que fue malo primero para luego saborear algo bueno al final.
En esta plantilla hay gente muy religiosa como Buonanotte, Sergio Sánchez, Pellegrini o Rubén Cousillas, que se siente más fuerte ante la adversidad al creer en Dios, ¿verdad?
Pienso que sí. Una vez estaba yo viendo la televisión en casa y Cuatro cogió imágenes de Rubén (Cousillas) besando una estampita de la Virgen todo lo que podía besarla, que es algo que hace cuando no marcamos gol durante mucho tiempo. Eso me hizo mucha gracia y también me gustó mucho. En ese momento tan difícil hace falta muchas cosas y, sobre todo, la fe.
La recuperación de la lesión en Brasil levantó suspicacias porque la fecha coincidió con el Carnaval. ¿Cómo se lo tomó?
Al principio, no me enteré de nada. Pero un día mi mujer, que lee mucho la prensa, me dijo que la gente en Málaga decía que por qué no volvía, que el equipo estaba muy mal y que qué estaba haciendo yo en Brasil, de vacaciones en el Carnaval. Llevo 8 años en Europa. En mi carrera nunca tuve un problema en un club. Soy un profesional. Si tomé la decisión de irme a Brasil es porque pensé que iba a recuperarme más rápido, con médicos que tienen mi historial, que me conocen desde hace 10 años. Lo puse todo en la balanza y decidí irme. Comenzaba a las 8 de la mañana y no salía hasta las 6 de la tarde. Al final tuve la recompensa del duro trabajo. Fue necesario ser fuerte de cabeza.
¿Cómo es Julio Baptista lejos de un terreno de juego?
Soy una persona muy tranquila, a la que le gusta ir al cine, a cenar, jugar al golf en el tiempo libre... Juego con Enzo Maresca.
¿Cómo conoce a Silvia Nistal?
El día de su cumpleaños. Fue en Madrid, en la Ciudad Deportiva. Un amigo mío me la presentó. Fuimos a un restaurante cercano a mi casa, porque yo estaba de concentración, y luego le dije a la empleada que hiciera una tarta. Cortamos un poco y me fui concentrado. Nos vimos un mes después. Al otro día, otro más y así. Eso fue al final de la Liga 2004/05.
¡Vaya año 2003! Usted ficha por el Sevilla y ella, que es de Ponferrada, es coronada Miss León.
Sí, fue un gran año. Es una chica muy especial. No tengo queja. Es una gran mujer, una gran compañera y va a ser una gran madre.
Usted va a estar «atado» de por siempre a Málaga, porque ya mismo llega una preciosidad. ¿Para cuándo?
Es verdad (se emociona). Voy a ser padre de una niña malagueña. Se llamará Isabella. El doctor dice que nacerá el 3 de octubre, pero puede ser a finales de septiembre.
Tiene muchas pasiones: el golf, la música, el ajedrez, los libros...
Lo que más me gusta es la música y el golf.
Nadie duda de que el Málaga se hará grande, pero cabe recordar que usted fue el pionero de las estrellas. Y ahora con Cazorla...
También vino Demichelis. Fue y es muy importante Antonio Fernández. Me quiso cedido, pero yo le dije que traspasado. Tengo tres años más y ojalá siga muchos más. Es el comienzo de algo muy ilusionante. Pero la gente tiene que ir con tranquilidad, debe saber que hace un año luchábamos por no bajar. Mañana no vamos a ser campeones, pero hay un camino precioso para ello. Podemos hacer cosas importantes para el Málaga. Estoy seguro.