Además de con un candidato -a falta de su bendición en las primarias- los socialistas consideran que cuentan con un proyecto de futuro y con un partido unido.
Con este bagaje, y utilizando el mismo símil que ayer empleó Rubalcaba, los socialistas se han colocado en los tacos de la pista en posición de salida esperando el pistoletazo que les permita llegar a la meta: ganar las elecciones de 2012.
Porque, además, la plana mayor del partido está convencida de que su futuro candidato "es mucho mejor" que su principal adversario, Mariano Rajoy, y sostiene que así lo perciben claramente los ciudadanos, tal y como han asegurado hoy a Efe fuentes de la cúpula socialista.
Valoran de él su experiencia política, su hoja de servicios al país y su carácter dialogante, y no dudan de que en un "cara a cara" entre Rubalcaba y Rajoy, si es que este último "se atreve", el vicepresidente ganaría por K.O. a su contrincante.
De hecho, no es Rajoy el "peor enemigo" de los socialistas en las urnas, sino la crisis, opinan las fuentes consultadas, para quienes ganar en 2012 va a ser difícil por la coyuntura económica, pero "no imposible".
Las mismas fuentes interpretan que Rubalcaba puede liderar perfectamente el proyecto de cambio que el PSOE quiere ofrecer a la sociedad con la vista puesta en los próximos años, en los que se tiene que consolidar la fase de recuperación económica y creación de empleo.
Para ello, Rubalcaba ha prometido continuar con algunas de las medidas del Gobierno de Zapatero aún inconclusas, como la reforma del sistema financiero, que llevará tiempo, y defender a capa y espada sus conquistas sociales, como la ley de dependencia o la del aborto.
Junto a esta política continuista, el futuro cartel electoral socialista sabe que se necesita también un nuevo proyecto de cambio que vuelva a contactar con la sociedad y que ilusione a la gente, especialmente a aquellos votantes que en su día respaldaron al PSOE.
La creación de empleo será por eso el eje del proyecto, tal y como ha subrayado el propio Rubalcaba, consciente de que la ciudadanía "lo ve muy negro" y de que, por lo tanto, hay que ofrecerle salidas y demostrar que la crisis no la están pagando sólo quienes menos tienen.
Así las cosas, y a falta de la confirmación oficial de Rubalcaba en las primarias, el PSOE considera que ha resuelto de manera rápida y eficaz el capítulo de la sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero como cartel electoral en las próximas generales.
Después de las presiones para evitar las primarias y que sólo hubiera una candidatura tras la derrota del 22-M, el partido ha zanjado de un plumazo cualquier atisbo de división interna y en apenas tres días ha fraguado un consenso, al menos de cara a la galería, en torno a la figura de Rubalcaba.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, que aspiraba a presentarse a las primarias, dejó el camino despejado para Rubalcaba cuando el pasado jueves anunció que daba un paso atrás para no socavar la unidad del partido, la autoridad de Zapatero y la estabilidad del Gobierno.
Un día después, fue Zapatero quien emplazó a los dirigentes territoriales a respaldar a Rubalcaba y ofreció una conferencia política para saciar las aspiraciones de algunos de ellos, como el lehendakari, Patxi López, que habían reclamado un congreso federal para el rearme ideológico del partido.
Retirada Chacón y aupado Rubalcaba por todos los "barones" socialistas y por el Comité Federal en pleno, no parece probable que ningún otro militante pueda pujar en las primarias con el vicepresidente.
Los posibles aspirantes tienen de plazo hasta el 13 de junio para formalizar su candidatura, junto con los avales que se requieren y que necesariamente deben pasar por reunir los apoyos del 10 por ciento de los militantes, ya que tanto la Comisión Ejecutiva como el Comité Federal -las otras dos vías que hay- prefieren a Rubalcaba.