El drama del paro convive con miles de familias malagueñas. Corren tiempos difíciles para la economía doméstica y los pequeños lujos cotidianos como comer o cenar fuera de casa quedan arrinconados por unos números rojos que apenas dan tregua. Pero en mitad de este escenario hay una letra pequeña propiciada por el fenómeno 'low cost'. Los negocios de bajos precios están modificando las pautas de ocio de muchos consumidores que se resignan a renunciar a sus momentos de asueto. En el ámbito de la restauración, la alternativa pasa por los establecimientos de comida rápida que, como confirman los estudios, son los que mejor están capeando la crisis.
Al respecto, un informe publicado recientemente por la consultora DBK señala que hamburgueserías, pizzerías, locales de ensaladas y pasta, kebabs o bocadillerías despidieron el 2010 con un aumento de facturación del 2%. En un entorno de fuerte desplome del consumo, los 3.900 establecimientos de 'fast food' contabilizados en España alcanzaron unas ventas de 2.610 millones de euros durante el pasado ejercicio, que fue adverso para el conjunto de la hostelería. La propia federación que representa al gremio viene constatando año tras año caídas en sus ingresos superiores al 15% desde que comenzó el temporal financiero.
Un balón de oxígeno
Para la Asociación de Consumidores y Amas de Casa Al-Andalus, la explicación de este fenómeno reside en los nuevos esquemas de disfrute del tiempo libre que ha impuesto la crisis. Según su vicepresidenta provincial, María Huelin, en una cultura como la mediterránea el ocio se ha convertido en una necesidad. «La gente, aun sin tener un duro, necesita evadirse; salir a la calle y darse una alegría para escapar de la rutina. Eso sí, el malagueño en lugar de sentarse a mesa y mantel se decanta ahora por las opciones más económicas, como los establecimientos de tapas o de comida rápida, muy socorridos para ir con niños», asevera.
En este sentido, uno de los 'paraísos gastronómicos' de los pequeños de la casa es McDonald's. Los resultados hablan por sí solos. En 2010, la cadena de hamburguesas aumentó sus ventas en España un 6,2% respecto al año anterior. En Málaga, como constata Carolina López, propietaria de seis de los 24 establecimientos que suma la compañía en la provincia, el repunte superó el 3%. «Seguimos cosechando resultados positivos gracias al esfuerzo que hemos realizado, tanto por modernizar los restaurantes como por bajar los precios sin reducir la calidad. Hemos lanzado promociones muy fuertes para llegar a todo el mundo, lo cual nos ha permitido ganar clientes, pese a que la media del gasto ha bajado a unos seis o siete euros», explica.
No solo los gigantes del sector logran capear las dificultades. Hamburgueserías de barrio como la popular Mafalda, en la playa de Pedregalejo, también reconocen que, a pesar de la crisis, están aguantando el tirón. «Dentro de lo malo, podemos llorar con un ojo porque estamos resistiendo el chaparrón gracias a los precios. Cuando sale, la gente busca lo barato, y aquí una pareja puede cenar por apenas diez euros», destaca Andrés, su encargado.
En la misma línea se expresa una empleada de uno de los establecimientos de la cadena Cien Montaditos de la capital, que prefiere mantenerse en el anonimato. Los miércoles, la compañía rebaja el coste de todos sus mini bocadillos a un euro, lo que asegura el lleno absoluto cada semana. «Ese día no damos abasto. Incluso tenemos colas de gente esperando. Nuestras ventas se han incrementado porque somos una opción asequible».
María Dolores Sevillano, directora de consultoría de Tormo & Asociados, también destaca el buen momento que saborea el segmento, que en 2010 incrementó tanto el número de empresas con franquicias (un 11%), como de locales (1,4%). «La población prefiere comer en restaurantes de comida rápida porque es más económico y se ahorra tiempo», dice.
«En la provincia, la facturación de la cadena ha subido en torno al 3% gracias al esfuerzo que hemos hecho por bajar los precios».
«Por menos de diez euros puede cenar una pareja, esa es la clave que explica que pese a la crisis logremos mantenernos».
«En una cultura como la mediterránea, el ocio se ha convertido en necesidad; pero ahora en lugar de sentarnos a mesa y mantel nos vamos de tapas o a una hamburguesería».

A mi no me gustan los lugares estos de comida rápida No significa que muy de vez en cuando y en caso de extrema necesidad acuda a tomar una hamburguesa, o un campero. Pero por regla general reniego de estos lugares que no son mas que centros del colesterol

Tienes razón hermano, no es muy conveniente visitar estos sitios con frecuencia.