La Fiscalía solicita esta pena para un hombre que golpeó brutalmente a la mascota, que se coló en su jardín. Tras molerlo a golpes, lo lanzó por encima de la valla mientras decía: «Cada animal en su casa». El veterinario tuvo que sacrificarlo
Pegar a un animal puede salirle muy caro a quien lo haga. Si no, que se lo digan a un vecino de Rincón de la Victoria que le dio supuestamente una brutal paliza al conejo de su vecina tras verlo varias veces en pocos días merodeando por el jardín. El animalito quedó tan maltrecho que el veterinario no pudo hacer nada por su vida y hubo que sacrificarlo. La Fiscalía pide para el encausado cuatro meses y medio de prisión, dos años de inhabilitación para trabajos u oficios relacionados con animales y el pago de 50 euros por el coste de mandar al roedor al otro mundo. El hecho es que este tipo de casos sacan a la luz una carencia legislativa: el maltrato animal no está suficientemente desarrollado en el Código Penal y ello propició, por ejemplo, que los seis jóvenes que maltrataron salvajemente a una vaquilla en las fiestas de Alhaurín el Grande deban ser juzgados como presuntos autores de una falta y no de un delito.
En este caso, el 337 del Código Penal establece penas de entre tres meses y un año de prisión para quienes «maltrataren con ensañamiento o injustificadamente a animales domésticos», causándoles la muerte o provocándoles lesiones que les produzcan un gran menoscabo físico.
¿Es un conejo un animal doméstico? Eso es lo que se discutió ayer en el juzgado de lo Penal en el que se celebró el juicio, cuyo resultado no pudieron pre
cisar las fuentes. Lo cierto es que esa redacción deja desprotegidos a todos los animales que no son mascotas.
En este caso concreto, la Fiscalía ha ido a por todas. «El acusado se encontraba, el 28 de febrero de 2009, sobre las 12.45 horas, en el jardín de su domicilio, ubicado en Rincón de la Victoria, realizando labores de jardinería».
Entonces, observó «que en su parcela se había introducido un conejo doméstico, el cual ya había visto por allí en otras ocasiones; sabía que era de su vecina del bajo», relata el acusador.
Acto seguido, se dirigió hacia el animal «y le golpeó fuerte y repetidamente con el pie hasta conseguir atraparlo». Una vez que se había hecho con el animalito, se dirigió a través del jardín que se ubica entre su propia vivienda y la de la propietaria del conejo, «para arrojarlo por encima de la valla que delimita las propiedades, al tiempo que manifestaba: Cada animal en su casa».
La mascota sufrió varias lesiones como consecuencia de los golpes que recibió. El veterinario trató de sanarlo, «pero el alcance y gravedad de las heridas hicieron necesario su sacrificio». «No respondió a los tratamientos empleados y resultaban incompatibles con una vida digna», añadió el representante de la acusación pública.
El conejo fue pericialmente valorado en 50 euros, «sin que se hayan acreditado los gastos veterinarios en que se han incurrido para el tratamiento y sacrificio del animal».
rato animal. En unos días habrá sentencia.
El maltrato animal
Las organizaciones ecologistas piden un endurecimiento de estos tipos penales, que siguen distinguiendo entre animales domésticos y comunes, mientras que algunos juristas creen que las heridas que un humano inflige a un animal no pueden ser castigadas de forma similar a las que se producen entre personas.
La doctrina aún no es pacífica sobre el tema. En el caso de Alhaurín el Grande, el fiscal recurrió el archivo de la investigación para que se abriera un juicio de faltas. La vaquilla no era un animal doméstico, pero en el apartado 2 del artículo 332 del código se establecen penas de multa de entre 20 y 60 euros o trabajos sociales para quienes maltraten «cruelmente» tanto a animales domésticos o «a cualesquiera otros en espectáculos no autorizados legalmente».
La suelta del animal fue autorizada, pero como arguyó la Fiscalía: «Había autorización para el espectáculo de suelta, no para el maltrato de vaquillas».