La lesión de Baptista abre la puerta al uruguayo, cuya tarea a partir de ahora será aprovechar las dejadas del delantero centro
Minuto 94 y unos pocos segundos del Málaga-Getafe, dejada con el pecho de Sebastián Fernández tras un centro de Sandro Silva y remate de Rondón. Minuto 82 del Villarreal-Málaga, centro raso de Rondón después de un gran pase al hueco de Maresca y remate de Sebastián Fernández. Sin duda, el equipo blanquiazul comienza a aferrarse a la que ya debe considerarse su pareja de ataque a raíz de la lesión de rodilla sufrida por Baptista, con el uruguayo y el venezolano.
Vienen a ser como el mítico Dúo Sacapuntas de Manolo Sarria y el añorado Juani Rosas. A Sebastián Fernández y Rondón los separan casi tantos centímetros, veinte (1,68 metros frente a 1,88), pero sobre todo los diferencia el aspecto físico. Mientras el venezolano exhibe una corpulencia y una potencia fuera de lo común, el uruguayo posee una viveza y un aspecto aparentemente frágil. Eso sí, a la hora de la verdad ninguno es lo que parece.
'Seba' va a ser el principal beneficiado por la baja de Baptista. En principio no parece que tenga otro compañero que pueda hacerle sombra como escolta de Rondón en punta, al menos los próximos siete u ocho encuentros de Liga. Si acaso, como sucedió frente al Getafe, las circunstancias del partido pueden aconsejar que él se desplace a la banda para que un compañero de otras características, como Portillo, intervenga en la media punta para evitar el escalón tan pronunciado entre la medular y el ariete.
Como Darío Silva
Ambos ya habían participado juntos, pero hasta ahora el uruguayo se asemeja más en este primer año a su compatriota Darío Silva cuando debutó con el Málaga: tiene intensidad, va al choque, se faja con los defensas, suele estar bien colocado en zona de gol... pero actúa excesivamente acelerado. Probablemente sea cuestión de partidos, de una cierta continuidad. Como le pasó hace una década a Darío. 'Seba' también parece reclamarlo a gritos. Y Pellegrini sabe que puede ser una pieza básica, aunque siempre que sepa aprovechar los movimientos de Rondón como un adecuado complemento.
En Villarreal ya fue más que evidente que se entienden a la perfección. También sucede fuera del campo. Pero en el terreno de juego de El Madrigal faltó una pizca para que algunas de las combinaciones entre ambos disparara el valor de esta 'conexión'. Hasta que el partido entró en la recta final y Maresca vio el cráter entre el central Gonzalo y el lateral Mario. Esa acción, con una 'lectura' perfecta por parte de Sebastián Fernández y Rondón, debe ser el ejemplo a seguir a partir de ahora.
Al margen de su dinamismo, su tenacidad y su empuje, el éxito de Sebastián Fernández como jugador malaguista será directamente proporcional a su capacidad para aprovechar los movimientos de Rondón, para beneficiarse de esos balones en los que el venezolano saca partido de su poderío físico al ir al choque con el rival de turno. Esas caídas del ariete, sus dejadas y sus robos del esférico deben servir para que el uruguayo obtenga el rédito necesario para que el caudal ofensivo del Málaga crezca considerablemente. En sus manos está convencer a Pellegrini. En sus pies, probablemente, la permanencia del equipo en Primera División y el futuro de la entidad.
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