Los restauradores Enrique Salvo Rabasco y Salvador Reina localizan esta Dolorosa en la iglesia de Guaro que por extrañas circunstancias estaba en paradero desconocido desde 1945. El escultor Juan Martínez Cerrillo donó la imagen, pero fue rechazada por la cofradía por sus «carencias artísticas»
A cuarenta y cuatro kilómetros de la capital se encontraba una de las historias más misteriosas del mundo cofrade malagueño. La parroquia de San Miguel de Guaro alberga desde hace sesenta y cinco años una Virgen Dolorosa, que fue donada a la iglesia por un particular a mediados de los años 40 y hasta la actualidad ha sido procesionada en la Semana Santa del municipio. Pero, ¿de dónde procedía esta imagen? ¿quién fue su autor? ¿cómo llega hasta Guaro?
El lamentable estado de esta talla ha permitido contestar a casi todas estas preguntas y descubrir uno de los secretos más novelescos de nuestra historia cofrade más reciente. Sagacidad, olfato profesional y tintes detectivescos han sido los ingredientes que se han combinado en el taller de restauración de Enrique Salvo Rabasco, donde hace unos cuatro meses le llevaron esta escultura para su recuperación.
La falta de información, los escasos datos sobre su origen y una cierta intuición llevó a los restauradores Enrique Salvo Rabasco y Salvador Reina, con el asesoramiento del director del Museo de la Semana Santa, Jesús Castellanos, a indagar en los pormenores de la imagen, hasta descubrir su autor y su verdadera procedencia.
Según cuenta Reina, esta Dolorosa es obra del escultor cordobés Juan Martínez Cerrillo, quien la donó generosamente en el año 1945 a la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén (Pollinica), para que esta hermandad le diese culto bajo la advocación de María Santísima del Amparo y acompañase al Sagrado Titular en los desfiles procesionales del Domingo de Ramos.
«En los años de la Guerra Civil, La Pollinica perdió su imagen titular y en tiempos de la posguerra, la hermandad malagueña se reorganizó y decidió encargar la talla del Cristo Nuestro Padre Jesús a su entrada a Jerusalén a Martínez Cerrillo, quien por su cuenta y riesgo realizó también esta Dolorosa y la regaló a la cofradía», explica el restaurador.
La imagen fue presentada ante la Comisión Artística del Obispado de Málaga y aprobó esta donación. Sin embargo, la cofradía de la Pollinica rechazó la talla de Martínez Cerrillo por sus «carencias artísticas» y encargó otra Virgen del Amparo al escultor Antonio Castillo Ariza, que es la que desde el año 1947 sale en procesión en la Semana Santa de Málaga.
Ante tal contratiempo, el escultor Juan Martínez Cerrillo, autor de muchas Dolorosas de la Semana Santa de Córdoba, pidió al Obispado de Málaga la devolución de esta imagen que donó para la advocación de la Virgen del Amparo.
Sin embargo, a pesar de los ruegos del escultor cordobés, de forma extraña la imagen de la Virgen no pudo ser localizada y devuelta a su artífice, relata el restaurador Salvador Reina. Según documentos de la época –que recogen el regalo de la imagen y su presencia en Málaga–, tras las indagaciones realizadas por el Obispado de Málaga y la junta directiva de la cofradía de La Pollinica que presidía por entonces Francisco Triviño, nada se sacó en claro al no facilitar nadie ninguna posible pista para encontrar a esta misteriosa escultura de Dolorosa.
Desde entonces, la Virgen, que nunca llegó a procesionarse en Málaga, ha estado en paradero desconocido, porque su desaparición se produjo en unas extrañas circunstancias que han impedido su localización en todo este tiempo.
El restaurador destaca que los viejos cofrades pollinicos recuerdan la imagen, pero «ninguno sabía dónde pudo ir a parar la obra que regaló Martínez Cerrillo». Pero el municipio de Guaro ha desvelado la incógnita.
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